Por el título de la publicación, puedes imaginar que voy a hablar de alguien en especial, un hablar que se sumerge en un contexto específico, disparador de múltiples y entremezcladas emociones. Ese contexto es la música, en el marco del 2do Festival Internacional de Música de Alturas, que se llevó a cabo en marzo de 2016, en las fechas 11 al 13, en el Anfiteatro del Parque de la Exposición de Lima.

Me enteré del evento a raíz de la publicidad hecha por mi amiga Fátima Foronda en sus redes, un evento donde ella formaba parte de la organización. Ella también publicó la información de la inauguración de la muestra de instrumentos musicales antiguos y/o exóticos que tomó lugar en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, ubicado cerca de mi casa, en Pueblo Libre. El evento contó con diversos discursos y un breve concierto de dos músicos que armaron una pieza musical espectacular, llena de tonalidades y matices de diversos sonidos que, incluso, llegaban a imitar el pasar del viento y cantos de pájaros, todos los cuales podían realizarse con la amplia gama de instrumentos que estaba colocados en una pequeña mesa. Fue realmente impresionante. Al respecto, puedes ver las fotos que tomé a continuación.
Sobre el evento en sí, músicos de todo el mundo habían llegado para hacer una presentación según una determinada programación. La propia música, tengo entendido, fue compuesta o bien en zonas altas de los países participantes, o con instrumentos de dichas zonas, o ambas opciones. Es música muy de lo profundo de cada país, no solo en cuanto a ubicación, sino también historia. Solo pude asistir a la primera fecha. Recuerdo que, cuando estaba en camino, escribí a Fátima para que me contara cómo estaba yendo la asistencia de público, ya que llegaría algo tarde, pero me dijo que había suficiente espacio.
Cuando llegué, estaba por empezar la primera presentación, la cual abría el festival: se trataba del gran guitarrista, cantante y compositor ayacuchano Manuelcha Prado. ¡Cuánto expresan esas cuerdas de guitarra bajo sus manos! Además, en parte de su concierto, otro músico reconocido entró a tocar con él.
Al cerrar esta presentación, se dio espacio para la realización de discursos de agradecimiento de las personas que venían trabajando para que el festival se llevara a cabo. Desde cierta distancia, ya había visto dónde Fátima se había ubicado, en una fila de adelante, y fue desde allí que se dirigió caminando hacia las escaleras que conducen a subir al escenario, donde ofreció unas palabras. Luego, tocó la palabra de otras colaboradoras.
No puedo expresar lo que mi corazón sintió al verla. Incluso ahora, un año después, mis ojos se humedecen al escribir sobre ese recuerdo. Grabé un breve video que comparto a continuación. Algún día posterior a esa fecha, se lo compartí en mis redes con el mensaje que reproduzco aquí.

«A ver. En tiempos de turbulencia electoral, se me ocurre escribir esto. Es.
Allí ella va. Vestido color salmón, cabello suelto, pulseras y collar coloridos, tatuajes en los brazos, celular en mano. Camina hacia las escaleras ubicadas a la derecha del escenario que la conducirán a subir al mismo, donde se parará frente al público asistente esa noche. Ella era parte de la organización del evento, un evento donde se escucharía música altamente bella y reflexiva, una música compuesta por músicos de todo el mundo que, sin letra en su mayor parte, te llevaba a sentirte en las venas mismas de lo andino, lo sudamericano, el tiempo pasado, las alturas de las montañas del mundo.
Junto con otras compañeras, fue invitada al escenario para dar unas palabras y recibir el reconocimiento de la audiencia. El micrófono era para ella, quien no solo entregaría aquellas palabras sino orquestaría los discursos también. Ella, su brillo inigualable. Ella y su vestido color salmón, celular en mano, tatuajes en los brazos. No miró el celular en ningún momento, por cierto. Quizás, tenerlo era una forma de lidiar con la timidez, dar a los demás la impresión de que no había asistido para dar un discurso, sino que continuaba trabajando en que todo fluyera, que tenía otras cosas en mente. O quizás no tuvo dónde colocarlo. Solo ella lo sabrá.
Solo ella, con su vestido color salmón, su cabello suelto, sus colores, lo sabe. Pero yo también sé: sé quién es ella, aunque haya cosas que solo ella sabrá. Sin embargo, la gente que estuvo allí y tuvo la oportunidad de verla y escucharla, ¿sabe quién es ella? Quizás algunos solo esperaron que esa sección del evento pasase para ver el siguiente número musical, y quizás algunos sí estuvieron prestando atención. Pero quizás ninguno supo que tuvo al frente suyo a una de las personas más maravillosas que se podrían llegar a conocer en una vida. Soy feliz, porque yo sí lo sé.
Ella, su vestido color salmón, su belleza, su cabello largo y suelto, sus tatuajes, su música, sus colores. Espíritu libre.
—–
Al final del día, qué importan las elecciones. Somos cada uno de nosotros, los peruanos, los que hacemos este país. Y, mientras existan personas como ella, el fuego de la esperanza no se apagará para el Perú.
No más por ahora.
Up the irons
#fima #fátimaforonda #freespirit #fato»
Estábamos en época de campañas electorales, para añadir un detalle más al contexto, pero es lo de menos. En este momento, solo tengo mente para decir que soy muy feliz por la existencia de la muchacha del vestido color salmón y haberla conocido.

Las siguientes presentaciones de ese día fueron del Dúo Bottasso (Italia), el Dúo Sankara (Chile) y Geschwister Küng (Suiza). Comparto algunas fotos y videos. Me encanta esta música, sin duda. Es muy espiritual y despierta muchas sensaciones y pensamientos. Harta profundidad.
Dúo Bottasso
Dúo Sankara
Geschwister Küng
Largo tiempo después, para fines del 2016 (siendo exactos, el 30 de noviembre), se realizó en el Centro Cultural PUCP la presentación oficial del CD del festival y el lanzamiento de la tercera edición del mismo, que está pronta a ver la realidad: será el fin de semana que viene (24 a 26 de marzo de 2017).

Era una época muy triste para mí, ya contaré en alguna historia futura por qué. Fui al lanzamiento, más que por la música, porque quise tener el recuerdo de la muchacha del vestido color salmón en mi ser, quise quizás encontrarla, o quise acaso respirar una imagen de su espíritu a través de dicho evento; aliviar, al menos por un momento, un vacío muy grande que tenía en mí.
Al final, no llegó a estar, y el momento contribuyó sutilmente a la nostalgia. En una situación diferente, no sé si habría podido acercarme, pero a veces necesitas hacer ciertas cosas simplemente para saber qué hubiera pasado, simplemente para saber, y que tu alma descanse, al menos por un momento.
Comparto una canción que se tocó ese día, compuesta especialmente para esa fecha.
No es sencillo trabajar con cronologías. Aquí, en este blog, trato de mantener cierto orden, pero también coloco historias de diferentes tiempos sin un orden específico, o que incluyen más de un periodo de vida, como esta que estoy escribiendo.
El 2017, que lo estoy viviendo en su tercer mes, ha venido trayendo nuevos retos a mi vida. Para cerrar, solo diré que, nuevamente, soy feliz por todo lo que ella, Fátima, ha dejado y sigue dejando en mí.
Desde aquí, te mando un abrazo inmenso.
Te quiero mucho.
Janis