La cultura en el olvido

Despojados de nuestros sentimientos, somos solo carne. Vacío es el mundo cuando, desde la constitución cultural de nuestro pensamiento, nos damos cuenta de que la cultura nos ha dejado. Nos hemos quedamos vacíos: la cultura ya no nos soporta. Lo que pensamos y sentimos se hace blanco, humo, sin peso, sin sustancia. Nos toca ahora arrastrar nuestra carne en un suelo sucio; ya no hay forma de explorar las profundidades de cada rincón donde la esencia humana alcanza a tener una presencia.

Somos meros espectadores: nuestros sentimientos no sirvieron, nuestros pensamientos no edificaron. Somos sombra, y como sombras andamos, escupiendo con saliva seca al viento que, de alguna manera, la trae de nuevo al rostro, ya sin facciones. Es desvanecimiento, perder el sentido del cuerpo, pero verlo frente al espejo mientras el tiempo no tiene influencia sobre aquella pantalla, pero sí sobre lo que refleja. Un haz de luz en pleno ocaso, una vida en opacidad.

Es que se pueda vivir, pero ya no creer que exista un significado en aquello que conocemos.

La cultura es quien nos define, y sin ella nos deslizamos a un abismo de insignificancia y de paredes que no pueden escalarse. La cultura está en la base de nuestra constitución, de nuestros sentimientos y pensamientos. Despojados de ella, somos solo carne, y vacío es el mundo. Y, habiéndole fallado a la cultura, nos quedará tan solo fallar también.

No. No es la cultura la que nos ha dejado, sino nosotros que hemos quedado vacíos. La cultura no falla: esta decadencia se edifica desde nuestro desmoronamiento, nuestra ceguera, nuestro egoísmo, nuestra incapacidad de entender mejor lo que ocurre unos metros más allá de nosotros. Nuestra innecesaria, pero inevitable, indolencia, deliberada y despreciativa indiferencia, e insalvable ociosidad.

Empecemos, pues, por darle espacio. El espacio que la cultura necesita para curar nuestra moribunda piel, coser nuestros andrajos y enseñarnos que, efectivamente, podemos abarcar el mundo entero con tan solo empezar desde nuestro propio centro. Levantémonos de este suelo sucio y partamos.


La primera versión de este texto, muy diferente de lo que es ahora y más corto, la escribí el 9 de marzo del presente año. Fue un primer cúmulo de palabras, sin ningún orden, que me inspiró la obra teatral Orchidée (Orquídeas), una grabación transmitida por el Festival de Artes Escénicas de Lima de dicho año.

Referencia de imágenes en orden de aparición:

  • W W (Pexels)
  • Marcelo Jaboo (Pexels)
  • Martins Krastins (Pexels)
  • Daria Shevtsova (Pexels)
FAE, página de obra Orchidée: captura de pantalla recortada.

2 comentarios sobre “La cultura en el olvido

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