“Tras casi medio siglo, una red de cooperativas que practican la economía solidaria, se erige en ejemplo y alternativa en varios terrenos: produce alimentos en un país que los importa; se autogestiona sin crear un aparato con fines propios; enseña un camino realista y posible para no caer en la competencia destructiva ni en la burocratización ineficiente” (p. 343).
Zibechi, Raúl (2018). Entre la emancipación y el colapso sistémico: Descolonizar el pensamiento crítico y las rebeldías. Lima: Colectivo Tejiendo Saberes.
El nombre del capítulo es “Cecosesola. El mundo nuevo en el corazón del viejo”, y así empieza. No hay un desarrollo que continúe hacia una crítica elaborada, sino, sin preámbulos, la aparición de una queja resentida que intenta mostrarse como una indirecta, pero sin realmente engañar al lector sobre el direccionamiento de dicha queja: el funcionamiento de los sectores público y privado, en contraposición con el de la red de cooperativas mencionada. El inicio del capítulo bien podría haber quedado como: “Tras casi medio siglo, una red de cooperativas que practican la economía solidaria, se erige en ejemplo y alternativa en varios terrenos: produce alimentos, se autogestiona y enseña un camino realista y posible”. Ello sí podría invitar a una primera reflexión, una comparación entre la propuesta que el autor va a promover en el artículo que recién empieza frente a otras existentes, sus puntos de encuentro y desencuentro, y más. Sin embargo, al agregar los “complementos” que están a la vista, el texto pierde fuerza y se convierte en un mensaje vacío.
Peor aún, tales complementos son falaces. Empecemos por el asunto de las importaciones. Los países importan y exportan una amplia variedad de productos, tanto a nivel de la empresa privada como del ámbito público. Dicha variedad, sin embargo, no solo se aplica sobre productos distintos en su función, sino al interior de cada una. Es decir, un solo producto, por más insignificante que pueda ser, puede tener un sinfín de versiones. Pensemos, por ejemplo, en una prenda de vestir cualquiera, como una camiseta. Al menos, se va a diferenciar por las características de su diseño: una combinación de tallas, tamaños, colores, arreglos adicionales, imágenes (y la posición, tamaño y material de estas), tipos de hilo, entre otras posibles. Entonces, como un ejercicio, invito a hacer una mirada a nuestro alrededor: ¿cuántos productos nos es posible contar, tomando en cuenta que cada producto, a su vez, podría dividirse en subproductos que también fluyen a través de cadenas logísticas?
Aparte de la administración de la variedad, por el lado de la importación y exportación, estas dependen de las demandas y ofertas existentes no solo nacionalmente, sino globalmente. A su vez, la necesidad de importar y exportar está mediada por las características requeridas para un producto o conjunto de productos, las cuales incluyen los niveles de calidad solicitados o, directamente, la exigencia de certificaciones de calidad. Asimismo, factores importantes del proceso del comercio internacional son las capacidades de producción, las economías de escala esperadas, las condiciones de los contratos (Incoterms) y hasta las relaciones políticas entre países. Un punto adicional de interés es que, si nos enfocamos en los destinos de los productos, hay productos nacionales que van solo para el mercado nacional, otros al nacional e internacional, y otros solo al internacional. Estas decisiones de gestión dependen de un conjunto de consideraciones que incluyen a las que he intentado explicar. Entonces, reducir toda esta complejidad a un “… produce alimentos en un país que los importa”, pretendiendo inducir una postura política fallida en el lector, es resultado de un terrible populismo proveniente de alguien que demuestra poseer un conocimiento muy débil de aquello que piensa estar criticando.
En un siguiente asunto, tenemos la frase “se autogestiona sin crear un aparato con fines propios”, con la cual el autor cae en contradicción. En primer lugar, ¿a qué está llamando “aparato” y a qué “fines propios”? ¿La red de cooperativas no sería, también, un “aparato” creado por un motivo y, por lo tanto, un fin propio desplegado a través de la práctica de la “economía solidaria”? El fin propio es, finalmente, el objetivo; toda organización, todo “aparato”, lo tiene: es intrínseco a la formación de una organización.
Pasando a la frase “para no caer en la competencia destructiva ni en la burocratización ineficiente”, podemos decir que, indudablemente, una economía de mercado tiene a la competencia como uno de los factores que impulsan su dinamismo. En términos generales, la competencia puede terminar siendo favorable o desfavorable para competidores y consumidores. Sin embargo, lo que llegase a resultar no posee una predeterminación. Quienes compiten saben que, al entrar a un mercado, hay otros competidores ya en acción, y que una inversión podría no dar los resultados deseados. Asimismo, existen, por supuesto, las fallas de mercado (el monopolio es el mejor ejemplo), frente a las cuales la regulación legal de los países avanza hacia su control en cuanto a lo que puede o no hacerse (dependerá de qué parámetros se establezcan para afirmar, legalmente, que se ha conformado una falla de marcado). Esta acción gubernamental se asienta en el hecho de que dichas fallas perjudican a la población más que atenderla. Entonces, a menos que nos encontremos en un mundo distópico, donde el propio gobierno desee el mal para su gente, se esperará que estas regulaciones vayan implementándose.
De lo anterior, podemos concluir que se trata, en otras palabras, de un sistema complejo (y las importaciones y exportaciones son parte de este). La competencia en el mercado, además, puede llevar a emprendedores y empresas a la quiebra, lo cual puede ser fuente de complicaciones económicas y sociales para las familias de los trabajadores involucrados. Y tampoco podemos obviar a la competencia desleal, aquella que emplea medios cuestionables, faltos de ética o directamente corruptos. Sin embargo, como contraparte, existe la estrategia corporativa, los marcos legales aplicables y los sistemas de gestión especializados, así como la continua innovación y emprendimiento, para hacer frente a los diversos problemas que puedan presentarse y, así, aspirar a superarlos.
Por ello, lo central se mantiene en que la competencia puede ser tanto favorable como desfavorable. Cabría, por lo tanto, analizarla sobre una base de caso por caso, empresa por empresa, mercado por mercado, país por país, época por época. A todo ello me refiero con que no hay una predeterminación. Además, cuando el mercado, por la acción gubernamental, tiende hacia una regulación inteligente y efectiva, que no solo controle sus fallas sino que permita identificar y sancionar el mal accionar que puedan presentar los participantes, la competencia trae resultados más favorables para la sociedad, ya que da paso, por un lado, a la explosión de variedades y posibilidades para la atención de necesidades, y, por otro, a la generación de caminos para emprendedores y empresas con el fin de que puedan desarrollar sus proyectos.
Por último, en el asunto de la burocratización (entendiendo que se refiere al entramado estatal), inevitablemente, el Estado va a contar con una administración “densa”, la cual es muy diferente de la del sector privado. Es decir, la creación de una burocracia no es una especie de capricho: tomando en cuenta que un Estado acciona con recursos públicos, no es posible que estos sean utilizados sin una regulación que establezca los procedimientos que deben aplicarse para asegurar que no se gastó de más en conseguir un determinado fin, o que no se emplearon en fines distintos, desviados de su propósito inicial (es decir, corrupción). No se niega que la burocracia puede llegar a hacerse muy compleja y contraproducente para el ciudadano, pero el problema puede tratarse con la gestión por procesos, la simplificación administrativa, la mejora continua y la aplicación de la tecnología para hacerla más flexible, iniciativas de gestión que son cada vez más extendidas en el mundo.
En tan solo unas pocas líneas, las citadas desde el libro, hay tanto por comentar sobre lo que de errado presentan.