Puedo contar que fuentes de mis lecturas continuas han sido El País, The New York Times, BBC News Mundo y La República. Allí he leído, sobre todo en las tres primeras, historias de otras epidemias o pandemias que se han dado en la historia; sin embargo, siempre había una delimitación geográfica, por más vasta que hubiera podido ser, como área de influencia de la devastación humana. Ahora, es la primera vez que, efectivamente, podemos decir que es un problema de alcance mundial.
Marcos Cueto (Camacho, 2020) no atribuye necesariamente la pandemia a la globalización, una interpretación sobre la que hasta algunos de derecha están de acuerdo. Como yo lo veo, la humanidad se supera tecnológicamente cada vez más a medida que avanza el tiempo. El avance tecnológico no le pertenece a ninguna ideología, a ninguna postura político-económica, a ningún tipo de gobierno. La capacidad de la humanidad para “mover” personas entre países y continentes iba a llegar en cualquier momento de la historia y así se dio. Globalización es el nombre que se le entregó a la expansión de la tecnología, porque la naturaleza misma de la tecnología lo permitía. Entonces, hablar de “global – ización” es hacer referencia a una inferencia. Graciosamente, en general, los de derecha se la atribuyen como su gran “logro”, y los de izquierda la ven como la gran “derrota” del mundo. Quizás, sea momento de que, en esta nueva era, que ya comenzó (no es más adelante, sino ahora) —y empieza con los seres humanos en el “vientre”: sus hogares—, empiece a pensarse en nuevas formas de entender el mundo de la política, la economía, la cultura y la sociedad.
La renovación debe ser amplia; de lo contrario, vamos a terminar en las mismas disputas de siempre. El mayor sinsentido de la vida va a ser gente tomando bandos para seguir compitiendo por el que sus posturas prevalezcan sobre la contraria. Me gusta afirmar que somos personas antes que etiquetas, y que el estudio y análisis de la realidad nos debe llevar a la toma de decisiones. Normalmente, hay tantos factores que influyen en esta, sobre todo en situaciones complejas y determinantes, que es realmente deprimente leer o escuchar ciertas críticas que realiza gente de los medios o usuarios de redes sociales a las acciones del Gobierno, por ejemplo. Algunas de ellas tienen tan poco sentido que han terminado decepcionándome severamente respecto de lo que se puede esperar de una parte de la población, la parte que engloba a quienes hablan, o escriben, tanta abundancia de aquello que no puedo mencionar en este testimonio (sonaría mal). Yo les diría: “¿Alguna vez has experimentado o, tal vez, visto de primera mano lo que es estar frente a un grupo de personas dirigiéndolas hacia la consecución de objetivos de alta envergadura? Lleva a eso a lo que es liderar grandes sectores de un país, y al país mismo. Si no eres capaz de realizar esa abstracción, quizás sea mejor que guardes silencio, no escribas nada, y permitas que la visibilidad que se gasta en ti, aunque solo puedan ser segundos, o instantes de segundo, se utilicen en alguien que sepa plantear mejores críticas, comentarios y aportes en general”.
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Referencia bibliográfica
Camacho, E. (2020, 12 de abril). Marcos Cueto: “Vivimos algo desencantados de la ciencia médica, pero creemos que ella nos va a salvar del coronavirus” [Entrevista con Marcos Cueto, historiador]. La República, Domingo. Recuperada de https://larepublica.pe/domingo/2020/04/12/coronavirus-en-peru-marco-cueto-habla-sobre-epidemias-en-la-historia-su-impacto-en-la-salud-publica-y-fortalecimiento-de-la-ciencia-medica/
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