Rajuntay es un nevado ubicado en el distrito de Marcapomacocha, provincia de Yauli, departamento de Junín, que tiene una altura aproximada de 5450 m s. n. m. y cuyo ascenso es técnico (es decir, no se llega a su cumbre únicamente en caminata, sea esta de mayor o menor pendiente).
He visitado más de una vez el nevado Rajuntay, hermoso e imponente, pero nunca he tenido la oportunidad de escalarlo hasta su cumbre, aunque sí pisado su nieve, como ya contaré a futuro. Uno de los treks más queridos por los caminantes de aventura es uno en que se lo rodea, aunque no necesariamente al cien por ciento.
Allí me apunté en una salida programada por Red de Montañistas de Lima el 12 de julio del año 2015, con pernocte previo en San Mateo. Una movilidad privada nos conduciría muy temprano a la curva que continúa camino hacia Marcapomacocha pueblo/ciudad, que es donde se inicia la caminata, hacia la derecha. Desde allí, ya puedes tener una primera imagen del recorrido que vas a enfrentar.
Aquel día, me encontré con mis buenos amigos Shengxiang y Benjamín, siendo este último con quien seguí la mayor parte de la ruta (tal y como habíamos hecho en Chachani, Arequipa, el año anterior). Nos tocó un día de espléndido sol, aunque, claro, por la altura, debías estar abrigado.
Bastante gente se apuntó aquel día. Por mi parte y la de mis amigos, estábamos muy animados. Recuerdo que, en el camino de ida en microbús hacia el punto de inicio de la caminata, cerca de mi asiento había una pareja que conversó todo el recorrido, sobre todo ella. Y, si bien la imagen de su rostro ya es vago en mi mente, sí recuerdo la impresión que me llevé por lo linda que era y alguna de las cosas que le decía su pareja: deberían existir bandejas que pudieras llenar de talco para colocar tus pies cada vez que te estás alistando para salir. Simplemente, se me hizo muy tierna y me hizo pensar, en ese momento, en el deseo de, también, formar una pareja con la cual poder hablar de mil cosas. Ello, en un año donde me sentí particularmente solo y aún me encontraba intentando dejar de lado la imagen de alguien a quien había querido mucho el 2014. No sé cómo le habrá ido en la caminata.
Por mi parte, y la de Benjamín, fue bueno encontrarnos después de varios meses del gran logro que habíamos vivido en Chachani y compartir lo que más nos gusta hacer: el trekking de media y alta montaña. Era hora de comenzar la ruta. O, quizás, continuarla.
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