Ese segundo día tomé temprano mi primer desayuno en La Posada del Sol, que estaba incluido dentro del pago. El encuentro en la agencia era a las 9:00 a. m., o quizás 9:30 a. m., no lo recuerdo. Solo tengo en mi mente que fue un gran día. No solo conocí lugares geniales con el incansable acompañamiento del notorio sol en el cielo, sino que estaba con aquella expectativa que llena las sensaciones cuando estás en la víspera de algo grande.

Subí al bus, al techo, para tener la mejor vista. (Sin embargo, no recuerdo si ya había asientos pre-seleccionados y si yo había pedido estar arriba.) De cualquier forma, mi asiento estaba por la parte de adelante. La de atrás estaba vacía y todo parecía que así iba a quedar… pero no. De pronto, subió todo un salón de niños de primaria y ubicaron los asientos restantes, y la idea de un viaje tranquilo se perdió. Suelo gustar del silencio cuando ando solo, ya que me permite sumergirme mejor en mis pensamientos.
Salimos del Centro y nos dirigimos a Mundo Alpaca, una tienda-taller donde se fabrica prendas de lana de dicho animal. Y allí estaban las alpaquitas, las de las fotos. Sin embargo, no sabría decir si solo había alpacas. Esa vez nos explicaron las diferencias entre llama, alpaca, guanaco y creo que también vicuña. La verdad es que esa explicación ya no existe en mi mente. En el lugar también había carteles que explicaban la historia y características de cada uno de estos tipos de animales.

Pasamos por una zona donde ya se había recolectado bastante lana y estaba dispuesta para ser trabajada poco a poco. Tengo entendido que ese trabajo es principalmente manual. En otra sala encontramos una mujer sentada trabajando con unos hilos. En los alrededores, se veía la materia prima con la que después se trabajaría las prendas. Se resaltaba el color y la manera cómo se obtenía. (Una breve idea se puede obtener en el video que coloqué en esta otra publicación.)
Salimos y nos dirigimos al Mirador de Yanahuara. Detrás del mismo, un lindo parque. Al lado, la Parroquia de Yanahuara y una tienda de artesanías geniales. Nuestra guía, con mucho orgullo, nos hablaba de la importancia de Arequipa para el Perú. Decía cosas como “Cuando Arequipa no está de acuerdo con una medida del Estado, puede detener todo el movimiento en el sur”, o algo así. Percibía yo, a partir de su postura, que ella no visualizaba la región en armonía con el Perú, sino como una fortaleza aparte ante la cual toda confrontación es digna de temer.


Luego pasamos al mirador, donde estuve fotografiando los mensajes que aparecían en cada portal. Cruzando cualquiera de ellos, aparecía ante la vista un magnífico panorama que incluía la ciudad, el Misti a la izquierda y el Pichu Pichu a la derecha más al fondo.

De vuelta al bus. La siguiente parada sería en el Mirador de Carmen Alto, en un lugar más alejado. Allí nos encontrábamos más adentrados en la naturaleza y podíamos sentir el Chachani y el Misti más cerca de nosotros, mientras el Pichu Pichu se mantenía siempre distante. Recuerdo la historia que nos contaron sobre estos volcanes, el mito. Según lo recuerdo, era algo así. Tanto el Misti como el Pichu Pichu cortejaban (¿aún se usa esta palabra?) a la Chachani, quien al final se quedó con el primero, por lo que el segundo se retiró lejos a copar con su propio sufrimiento, de cuyas lágrimas se generó la laguna de Salinas. Qué pena por Pichu Pichu, conozco el sentimiento.


En el Mirador de Carmen Alto también está la escultura de un ekeko. La gente se emociona y se toma foto. Algunos son supersticiosos respecto de los mitos. Un señor me pidió que le tomara una foto con la estatua, y lo ayudé con ello. Por mi parte, me tomé una foto con el fondo de Chachani, montaña que iría a escalar el día siguiente.
Recuerdo también a nuestra guía muy entusiasmada manteniendo conversación con las personas extranjeras que se encontraban en el grupo. Llegaba a parecer que su autoestima dependía de ello. Recuerdo que me acerqué a preguntarle algo cuando la vi brevemente libre, en un momento en que los extranjeros entraron a una conversación diferente que no la incluía, lo cual generó una decepción en su expresión; y en esa línea le comenté también el tema de mi pronto viaje a Chachani. Su breve respuesta fue acompañada de una expresión facial que careció de entusiasmo y, quizás, algo de negatividad. Solo quizás.
Antes de salir, probaría el increíble helado de queso. Realmente bueno.


Regresamos al bus y partimos al siguiente punto: la Mansión del Fundador, cuya historia se remonta a los inicios de la ocupación española en Perú, como señala la referencia histórica de su página Web, una mansión que ha sido reconstruida y refaccionada en el tiempo. Es un lugar que inspira bastante tranquilidad y tanto sus interiores como exteriores reflejan belleza. Se siente la historia en cada sección de la casa.

Una anécdota: tuvimos que pagar un adicional para poder ingresar, no estaba incluido en el pago inicial por el tour. Lo dejé pasar. De lo contrario, me perdería la experiencia. Ahora lo sabes. Una extranjera no lo dejó pasar y estuvo reclamando. No sé en qué habrá quedado su historia. Obviamente, hay una falta de responsabilidad de la agencia, que lo debe hacer siempre. Si cobrara más en un inicio, podría quizá ver una reducción en sus ventas. Sin embargo, debería informar que, en esa parada, para entrar al recinto hay que pagar una entrada independiente del pago del tour. Claro, el pago no es alto ni nada por el estilo, pero la ética debe ir primero. Mi mente y mi energía estaban centradas principalmente en el viaje a Chachani.

Otro error que no fue compensado fue el que, de retorno, debíamos pasar por unos molinos de viento, la última parada, pero no lo hicimos, ya que, por unas construcciones, se había cerrado el acceso, así que regresamos directamente al Centro, aunque en el camino dejamos a los niños en su colegio. Estoy seguro de que la información del cierre se conocía desde antes, pero en el momento se intentó hacerlo pasar como desapercibido o sin importancia. Muy mal, realmente. Quién sabe si la agencia está en coordinación constante con la empresa de transporte y guiado, o si solo se contactan para brindar el servicio. De cualquier forma, al cliente no le debe importar eso, sino recibir el servicio de manera correcta, lo cual es parte de la ética profesional de quienes lo proveen. No tomé apunte de qué agencia fue, ya que es con quien uno contrata, pero sí era una de alrededor de la Plaza de Armas. No reclamé. Como mencioné antes, aquella vez dejé pasar los errores (conscientemente evitables); al menos, te comento el tipo de percances que pueden suceder en este tour, así que estate prevenido.

Aun así, la pasé bien en el recorrido por los lugares que conocí. En sí, la estaba pasando muy bien en mi primera visita a Arequipa, no solo disfrutando de la ciudad y el clima, sino dándome tiempo para seguir mi continua búsqueda de respuestas respecto de la situación que había estado viviendo por largo tiempo. Por supuesto, en la medida que iba llegando a nuevos entendimientos, ganaba tranquilidad. Había sido un año de intensas emociones y meditaciones, y estas continuarían, pero había logrado ya cierta estabilidad en la red de sentimientos. No obstante, el desánimo provocado por la decepción se mantenía vigente al interior, una vigencia que, por otro lado, no hacía más que despertar mi sed de crecimiento, mi sed de conocimiento, mi sed de triunfo. Era hora de ir a almorzar.