Salinas y aproximación a Ubinas. Rimó

El 22 y 23 de julio de 2018, hice un viaje con mi buen amigo Álvaro a las alturas del Pichu Pichu. Aquel fue un viaje de gran intensidad, donde también José fue el guía y con quien logramos nuestro objetivo. Hasta cierto punto, el camino hacia Ubinas es el mismo, y tuve la oportunidad pasar por un costado del Simbral, una cumbre al extremo del Pichu Pichu, y luego por la laguna de Salinas.

Primera foto que comparto donde aparezco.

Habíamos acordado hacer una parada en la laguna, algo breve, ya que no era parte de la agenda consumir mucho tiempo allí. Otro tema de agenda era hacer otra parada breve en la laguna Piscococha, que se encontraba más arriba y no directamente acompañando el camino, pero el conductor no la ejecutó. No es que era crucial visitarla y, de todas maneras, iba a tomar un tiempo que utilizamos mejor agilizando el paso hacia el campamento. De todas maneras, felicito el ímpetu de Norma por estar mencionando constantemente los puntos que debíamos cumplir. No me resiento, pero sí me sirve para darme cuenta de cómo se conflictúan algunos acuerdos entre los mismos proveedores, y qué precauciones debo tomar en una siguiente oportunidad.

Al ver la laguna de Salinas, descubrí que no había cambiado mucho respecto de julio de 2018. Tengo la impresión de que es más una especie de salar que una laguna. No necesariamente hay una presencia marcada de agua, sino solo cuerpos de agua no muy voluminosos por aquí y por allá. En realidad, es un amplio espacio de territorio blanco o crema que se puede cruzar, aparentemente, sin dificultad. Como hacían los auquénidos del lugar, que, ciertamente, no solo corren libres, sino que los encuentras por todo el camino. En algunos casos, formando parte de rebaños (que también ves de ovejitas) y, en otros, imagino, de manera independiente.

Qué cielo, ¿verdad?

La diferencia que sí se notó con claridad en esta ocasión fue la presencia del turismo; la vez anterior, no había un alma. Sé que hay un tour a la laguna y puedo imaginar que se da un periodo de tiempo para recorrerla sin mayor restricción, como lo vi ese día. Justamente, al estar allí, un grupo de turistas había «ingresado» a la laguna y se encontraba pasando el rato. En cambio, no era nuestro asunto, y solo nos mantuvimos unos minutos, los cuales sirvieron para tomar algunas fotos. Norma y yo, como dos niños impresionados por los asombrosos paisajes y deseosos de fotografiar. Desde allí, podía verse a lo lejos el Misti con claridad, así como otra cadenas de montañas de menor altura a su lado.

Para apreciar mejor las fotos, puedes ver el video en HD (1080p). Crearlo fue lo que se me ocurrió para evitar consumir espacio de mi plan de WordPress.

Sin embargo, si mirábamos hacia atrás, veíamos cómo yacía asentado el Pichu Pichu en toda su extensión. Me dio la impresión de que estaba mirando a la montaña por la espalda, pero eso, en realidad, no podría ser. No hay un frente o una espalda, solo una montaña y sus caras, sobre las cuales se habla de manera relativa a la posición donde uno se encuentra. Quedó genial, muy genial.

Norma me sacó algunas fotos con la laguna antes de darnos cuenta de que los otros ya habían vuelto al auto.

Pichu Pichu.

Seguimos nuestro recorrido mientras los turistas fueron quedando atrás, y lejos. De la misma forma, Salinas fue desapareciendo de nuestra vista, pero no mucho más adelante nos detuvimos para comprar alguna provisión en un centro poblado (en formación) que era cruzado por la carretera pero que, a grandes rasgos, parecía fantasma. Ni un alma. He tratado de ubicarlo en el mapa, pero debo lidiar con que las imágenes se actualizan cada tantos años. Entonces, si he podido encontrar algunas pocas viviendas agrupadas haciendo zoom, no tengo certeza de que ese haya sido el lugar, pero tampoco lo fue el centro poblado de Salinas Moche, que presenta un mucho más amplio trabajo de infraestructura que el lugar donde estuvimos según lo visto en el mapa.

Si pones «Ubinas» en el Google Maps, vas a poder repasar esta ruta con mayor claridad. La laguna de Salinas a la izquierda, el Ubinas a la derecha.
Podría ser el lugar donde nos detuvimos, pero no estoy completamente seguro.

Es más, por lo visto allí, en las imágenes actuales de la aplicación (que acarrean su propia antigüedad) no aparece una carretera asfaltada; sin embargo, nosotros pasamos por una carretera hecha y derecha: asfaltada y señalizada, y sin señales de deterioro. El avance del tiempo también habrá conducido a la ampliación del número de viviendas… y de tiendas.

Cuando bajamos aquel momento, vimos varias paredes que decían «Tienda», pero nadie existía, excepto un local, donde Norma pudo comprar el agua que necesitaba. Más adelante, me mencionaron la existencia de aguas termales, las cuales se mostraban como una buena idea para visitar al retorno. Se trata de las aguas termales de Lojen, que también son observables en el mapa.

Esa camioneta oscura de más adelante es la nuestra.

Había llegado a creer, por la información recibida, que, incluso antes del centro poblado mencionado, ya nos encontrábamos en Moquegua, pero no fue el caso. Si me guío del mapa, el pase de un departamento a otro está un buen tramo después de las aguas termales. Sin embargo, más llamó mi atención la visual de la montaña cuando, mientras más nos acercábamos, más se erguía frente a nosotros.

La habíamos alcanzado, y ahora debíamos realizar nuestra aproximación final sobre cuatro ruedas.

Postal de la laguna.

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