Cuando me siento frente a una hoja en blanco, mi mente transcurre a través una ráfaga de momentos, pero no se posa en ninguno de ellos. Es una búsqueda donde no siempre se encuentra un punto quieto. Lo que busco es, quizás, una inspiración. Es como si deseara que mi alma se vea reflejada en mis palabras, y que estas no traten solo de un mero trámite. Por más idealista que ello pueda sonar, creo que todos buscamos ese despegue. Una y otra vez. Y, al momento de colocar la última palabra, no sabemos si el destino que esperábamos -aunque, en realidad, jamás lo delineamos de una manera concreta; tan solo imaginamos la sensación futura- fue aquel adonde realmente quisimos llegar. Y es por eso que siempre -siempre- se vuelve a un nuevo inicio. El vuelo se mantiene, y se mantendrá mientras el horizonte se siga expandiendo ante nuestros ojos.
Me encuentro escribiendo aquí nuevamente. No sé cuánto durará, ni tampoco con qué frecuencia lo haré, y menos si podré llegar a contar, o idealizar, todo cuanto podría gustarme decir. Pero, quizás, no sea eso lo importante. Quizás, lo importante sea disfrutar de cada momento, cada palabra, cada frase, siempre teniendo en cuenta el valor que tiene para mí esta pequeña página que ha estado vigente a lo largo de ya varios años.
Me llamo Janis, y te presento mi blog, una vez más.
Le he cambiado de nombre: sí.
Le he actualizado el diseño: sí.
Le he creado un logo: sí.
Ahora sé, mucho mejor que antes, qué me representa mejor, y no era ser de montañas y viajes. O no solo eso. Finalmente, siempre se trató de un blog autobiográfico. Fueron mis vivencias personales las que no dejaron de estar en la base de las informaciones y percepciones que conté en mis historias, obviamente. No es que no lo haya planificado así en un principio, ni que no fuera común que toda página que intente ser de viajes parta de la experiencia de quien narra la historia con algún estilo definido, sea más basada, aquella, en datos o en sensaciones.
Pero, a lo que voy, es que, en el camino de mi escritura, expresé mucho más de lo que era el alcance inicial del blog. Fui quien soy y si te decepcioné, te pido perdón. Tengo mucho afecto a este sitio y planeo quedarme por largo tiempo. La espera debe llegar a su fin. Sinceramente, a través de la vida he llegado a aprender que un buen plan, sin perder la flexibilidad, pero manteniendo los pies sobre la tierra respecto de los recursos posibles, es una de las formas más centradas de aproximarse hacia los objetivos que uno tiene.
Sabré que el tiempo llegó a su fin en algún momento que no puedo definir. No aplica aquí hacer afirmaciones de grandes proezas o nuevos inicios del tipo «a partir de ahora». Simplemente lo sabré. Así como llegué a saber qué nombre quería para el blog.

Posiblemente, te preguntes si me estoy refiriendo a mí con «un buhíto». O, quizás, ya te hayas adelantado en inferirlo. Tan solo te diré que no necesariamente es así.
Quizás, yo mismo lo descubra en la medida que siga escribiendo estas líneas en adelante.