Y me fui a la distancia con Investigación Operativa 2: 2020-1 y 2020-2

Llego con esta reseña a la última parte de mi paso por Investigación Operativa 2 (IOP2) como Jefe de Práctica (JP), curso perteneciente al octavo semestre académico del programa de estudios de la especialidad de Ingeniería Industrial de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

Me aproximo al inicio del primer ciclo regular del 2020 en plena vigencia de la cuarentena total que estábamos cumpliendo por la expansión del coronavirus en el país. Tamaño acontecimiento postergó diversos procesos llevados a cabo normalmente por las instituciones en otros tiempos. En el caso de la PUCP, el ciclo no comenzó en marzo, como es usual, sino en abril. Es más, en marzo había empezado ya mi último bimestre del programa de quechua que estaba estudiando, y a las dos clases se debió cortar todo. Más adelante, pudimos retomar a distancia las seis clases que faltaban, y así pude concluir a principios de mayo.

Estando a fines del segundo año de pandemia, cuando miro hacia atrás, hacia ese momento inicial de incertidumbre, termino enorgulleciéndome de la grandeza de mi universidad, que mostró toda su solidez para no interrumpir la educación universitaria; y no solo eso, sino para brindar soporte a través de aspectos como la campaña dirigida a facilitar una buena conexión de internet a estudiantes que tuvieran dificultades en dicho ámbito, o las donaciones al sector Salud del Gobierno para la realización de pruebas COVID-19, o la investigación de alto nivel en el desarrollo de tecnología que permitiera hacer frente al virus, como el proyecto Masi, el ventilador mecánico para unidades de cuidados intensivos (UCI).

No obstante, en el momento preciso del embate de realidad que representó el virus, estuvo la plena velocidad para adoptar la modalidad a distancia, capacitar a los docentes y relanzar el semestre. De esta manera, se establecía una declaración: nos levantamos frente a la adversidad y continuamos hacia su superación. La PUCP, desde su ámbito, fue luz que brilló entre las tinieblas, como señala su antiguo logo. E hizo que todos nosotros, sus trabajadores, lo fuéramos.

Volviendo a IOP2, la estructura de inscripción para la jefatura de práctica no varió: se podía ingresar como JP de prácticas en aula y/o en laboratorio, pero ambas en una adaptación equivalente a distancia buscando que se mantengan, en la medida de lo posible, las mismas características. Sin embargo, como señalé en mi reseña anterior, no pienso que el tratamiento conceptual de esta adaptación haya sido el mejor.

Por la naturaleza del proceso, aunque sea obvio decirlo, ambos tipos de práctica se iban a llevar a cabo desde casa y los estudiantes iban a estar sentados frente a su computadora. Pero, a pesar de ello, las prácticas de aula-equivalente (estaré agregando este sufijo por diferenciación) incluían una indicación que “recomendaba” resolver con papel y lápiz, para luego capturar la imagen de la resolución y subirla a Paideia (la versión de Moodle —una conocida plataforma de aprendizaje a distancia— de mi universidad). Esta recomendación generaba cierta preocupación entre los estudiantes, quienes, en buena parte, la seguían incluso cuando les decíamos que podían usar directamente un software utilitario de su computadora (un Excel, en pocas palabras).

Por otro lado, el hecho de que los estudiantes fueran a tener sesiones de práctica calificada en general (es decir, en aula-equivalente y en laboratorio-equivalente) resueltas de la misma manera, ponía en cuestión el que los promedios de las prácticas siguieran teniendo pesos distintos en la nota final. Sin embargo, ese fue el diseño de la estructura de evaluación al menos durante el 2020, y había que aplicarlo.

Según lo hablado, entonces, los ciclos 2020-1 y -2 me mantuve como JP de prácticas en aula, esta vez en modo equivalente a distancia. El 2020-2, no obstante, fue mi último semestre en el curso. Si bien había considerado la posibilidad de incursionar en otros cursos desde tiempo atrás, no necesariamente debía dejar la jefatura de IOP2. Sin embargo, lo hice porque había llegado a darme cuenta de que la coordinación de este curso —asignada casi de forma constante a un mismo docente— no era del estilo de mi preferencia, por decir lo menos. La decisión definitiva la tomé durante el último ciclo que estuve, luego de una discusión que tuve, justamente, con el coordinador por una actitud despótica que había permitido en uno de sus JP y la manera como trató de encubrirla quitándole importancia, más una serie de débiles argumentos que no solo contradecían sus acciones, sino que mostraban su personalidad tal como la había conocido durante el año y medio que estudiamos juntos en el pasado.

En relación con la experiencia misma, debo decir que el asesoramiento cobró nuevos retos. De por sí, uno del 2020-1 fue el manejo de Zoom que debíamos efectuar. Actualmente, es parte de la nueva normalidad en las organizaciones, pero en ese tiempo se ampliaba masivamente como novedad (la plataforma ya existía previamente en una versión menos desarrollada).

Sin embargo, la mayor carga de ese conocimiento recaía en el JP designado coordinador en cada horario (JP coordinador del horario, distinto del docente coordinador del curso para los distintos horarios, que eran cuatro). Se trataba de cómo administrar la respuesta a las consultas de los alumnos durante las sesiones de práctica. Una o dos clases aplicamos el método que se había establecido, el cual, aunque facilitaba un aspecto del asesoramiento, dificultaba la gestión de la sesión.

Me explico. Se colocaba a todos los estudiantes en salas individuales y el JP coordinador asignaba a los otros JP a las salas donde había algún estudiante levantando la mano. El JP coordinador, al ser el hospedador de la sesión, era el único que podía ver las manos levantadas. Entonces, el manejo se complicaba cuando el JP coordinador debía estar asignándonos a las salas individuales para atender, ya que él también se encontraba asesorando en alguna sala y no podía estar al tanto a los llamados. (Cabe explicar que una sala individual implica estar en un espacio independiente dentro de una misma sesión general). En cambio, no había sentido en que los co-anfitriones (los otros JP del equipo), quienes no podíamos ver los llamados en la ventana de gestión de las salas individuales, nos paseáramos aleatoriamente entre estas para preguntar si el estudiante que allí estaba tenía alguna inquietud.

En otras sesiones, el JP coordinador tuvo algunos problemas de conexión y realizamos el asesoramiento de una forma más clásica: los estudiantes nos dirigían en privado sus consultas por el chat, y les respondíamos por ese medio. Esto traía otra serie de problemas, especialmente cuando las preguntas que llegaban eran numerosas y se iban generando conversaciones con los estudiantes. No solo ellos gastaban tiempo importante escribiendo (considerando que el medio hablado es mucho más útil en estas situaciones), sino que la espera para que les llegue una respuesta de nuestra parte podía demorar. (Y queda implícito que utilizar micro abierto no era una opción, ya que generaría mucha interferencia en el silencio que, en lo posible, se debe mantener; además de que el estudiante, de preferirlo, no tendría la necesaria privacidad para comunicarse.)

El chat de Zoom no funciona como Whatsapp o Telegram, con cada interacción vista por separado. Todas las conversaciones se colocan en el mismo espacio de mensajes y, si se han mezclado varios, hay que estar buscando desde los previos para intentar seguir los hilos. Asimismo, hay que estar cambiando al destinatario correcto mediante la búsqueda en la lista de participantes para poder responder en privado. Y, además, estaba el pensar y escribir una respuesta, o indagar más sobre una pregunta, bajo la presión de saber que había estudiantes a la espera.

A pesar de todo, se volvía, sin duda, emocionante. El 2020-2 privilegiamos el sistema de consultas por chat. No obstante, estas no solo llegaban durante las sesiones de práctica. Fuera de ellas, en Paideia, se habían implementado foros por temática de clase con una distribución semanal de JP para que respondiéramos por allí. Sin embargo, pocas eran las entradas recibidas durante el semestre.

Otra diferencia respecto de la presencialidad era que, ahora, controlar y supervisar los exámenes ya no resultaba tan aburrido, como bromeé en mi reseña anterior. Al igual que en el ámbito presencial, la labor de supervisión durante los exámenes implicaba, prácticamente, la inacción, con la diferencia de estar sentados frente a nuestra PC y ver una matriz de cuadraditos con los nombres de los estudiantes, la mayoría con fondo oscuro y algunas con foto (o caricatura), y todas con micrófono silenciado. Entonces, estando el Zoom abierto y atento al chat, tenía la posibilidad de revisar otra información que fuera de mi interés.

Cabe recordar que, en los exámenes, la asesoría la brinda solo el docente, aunque a veces las preguntas son por falta de entendimiento del texto en los ejercicios, y allí intervenimos los JP. Además, si el docente no está conectado y la pregunta está dirigida a buscar una orientación más técnica, es nuestra responsabilidad trasladarle la consulta. Para ello, manejamos siempre un grupo de Whatsapp del horario. En general, no todas las prácticas son acompañadas por una avalancha de preguntas, y en los exámenes las solicitudes de consulta suelen ser pocas, un aspecto que los estudiantes ya tienen interiorizado. Saben desde primer ciclo que, durante los exámenes, deben priorizar el valerse por sí mismos.

Así, terminaron dos semestres más en que seguí ligado a la planilla de mi universidad y aporté a su principal objetivo institucional desde el ámbito académico, el ser JP. Fue mi despedida de IOP2 por decisión propia, aunque no necesariamente definitiva. Sin embargo, en lo que respecta a las jefaturas, mi mente está centrada, al momento de escribir esta reseña, en los cursos en los que he incursionado desde el ciclo 2021-1, cuyas reseñas publicaré pronto.

IOP2 es un magnífico curso. Posee aplicaciones altamente técnicas que, estratégicamente utilizadas, pueden proveer un gran soporte a la toma decisiones administrativa y organizacional.

Foto de portada: Pixabay.

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