La séptima edición del Manual de publicación de la Asociación Americana de Psicología (APA, por sus siglas en inglés, 2020) es uno de los textos que más me han impresionado en su rubro (manuales sobre, o relacionados con, la investigación). El nivel de detalle procedimental que contiene para explayar el vastamente exhaustivo sistema de clasificación de contenidos que presenta hacen del diseño metodológico de investigación y trabajo de edición de artículos una especialidad con nombre propio. En definitiva, llegar a dominar un documento de este calibre requerirá de mucha práctica.
Felizmente, no me encuentro poco familiarizado con el estilo APA. Hace años llegué a adquirir la sexta edición (2010) como soporte para mi tesis de maestría en Psicología Comunitaria. Sin duda, fue de gran utilidad y, de allí en adelante, se consolidó en un importante documento de consulta para otros trabajos académicos y personales.
No obstante, el uso que le di estuvo basado, principalmente, en búsquedas específicas de contenido, como modelos de referencia bibliográfica para fuentes puntuales, aparte de haber leído algunas secciones de base para entender la propuesta de citado y fortalecer mi conocimiento al respecto. En cambio, la séptima edición la he leído en su totalidad y la diferencia es notoria. Una muestra de ello se encuentra en la mucho mayor cantidad de modelos de referencia bibliográfica que posee, los cuales abarcan una variedad considerablemente más amplia de tipos de fuente. Y no solo eso, sino que la manera de presentar los modelos y ejemplos es más didáctica que en la edición anterior, por lo que se entienden mejor y más rápido. Incluye, además, una breve reseña para las referencias legales (ausente en la sexta edición), y propone un manual aparte para su profundización: The Bluebook: A Uniform System of Citation (actualmente en su vigésimo primera edición; Harvard Law Review Association, 2020).
En ambos casos (la sexta y séptima edición), vale agregar, se trató de la versión en idioma original, el inglés. Estoy al tanto de que llegó a publicarse una versión oficial en español como traducción de la sexta edición en inglés, la cual me compartieron en versión escaneada en PDF en algún momento. Es importante recordar que el estilo propuesto por un manual de este tipo va más allá del enfoque institucional, sino que se mantiene acorde con las particularidades formales de la lengua en la cual se presenta. Por ello, debe tenerse cuidado en no afectar las particularidades de la lengua en que se va a escribir cuando se emplea un manual en lengua distinta.
Otro de los aspectos que destaco es que el texto no deja espacio sin cubrir ni ángulo sin considerar, una de las características que lo hacen tan contundente en su propósito y, a la vez, tan complicado de absorber (al menos, memorísticamente). Recordemos que no solo es un manual de estilo, sino uno de estándares de investigación en las diferentes formas en que esta se puede llevar a cabo; estándares que no se agotan en el manual, sino que tienen una continuidad, de revisión obligada (más que sugerida), en las páginas web que cita. Asimismo, es un documento que establece una clara postura sociopolítica en los lineamientos para evitar el sesgo al referirse a personas y comunidades, y ética, en lo referente a la integridad de la investigación y de quien la pone en práctica.
Felicito el magnífico esfuerzo que ha representado este manual. En este momento, no me es posible imaginar cuáles serán las novedades que traiga la octava edición, posiblemente hacia el 2030. Sin embargo, es tiempo de disfrutar (y desentrañar) la séptima y dejar que se convierta en una aliada fundamental en mi carrera profesional y académica.
Presiento que, en los años que están por venir, andaré bastante acompañado por ella.