Retorno a las bases

Queda muy poco para el 2021. Como es usual compartimentar el tiempo, hablamos de los años como periodos separados, como si alguno de estos periodos no tuviera nada que ver con el que le precedió ni tendrá nada que ver con el que le sigue. Sin embargo, suena ya trillado decir que el tiempo sigue siendo el mismo y cambia a su «propio ritmo» (en realidad, este «ritmo del tiempo» es el conjunto de sucesos, naturales o no, que se desarrollan en el marco del tiempo).

Aun así, es verdad que, a nivel institucional, tanto en el sector privado como público, los cambios de año implican renovación de planes y/o conteo de plazos para el logro de objetivos organizacionales y cumplimientos normativos. Asimismo, a nivel de la persona común, si bien no se está en una obligación, es perfectamente factible -y hasta deseable- pensar en nuevas metas, o nuevas formas de llegar a viejas metas, o rediseñarlas, y todo ello conducente a renovar la esperanza en que el nuevo año será uno en el que cosas muy buenas tendrán la posibilidad de ocurrir.

Si bien antes solía quedarme en la idea de que el tiempo es el mismo (teóricamente, lo es) y mantenía esta postura, en cierto modo, aguafiestas, ahora he ido más allá en la reflexión. Es bueno pensar en que el futuro traerá cosas distintas que podrán ser geniales en la medida que las veamos así y les entreguemos nuestro mejor espíritu. En la actualidad, me siento con buen espíritu yo mismo y con muchas expectativas por lo que está por venir. ¿Y qué es ello? Tan solo la disponibilidad del tiempo, que es la base de todo. No, no me refiero a una disponibilidad en el sentido de que existan espacios libres entre otras actividades (por ejemplo, laborales) para llevar a cabo acciones deseadas, sino la disponibilidad del tiempo reflejada en nuestra posibilidad de estar vivos para seguir aspirando siempre a llenarnos de momentos magníficos en todo ámbito de nuestras vidas.

¿Por qué he titulado esta publicación «Retorno a las bases»? Porque deseo volver a ellas en lo que es más trascendental en mi vida personal: la actividad de montaña. Esta será mi objetivo central en 2021, el cual incluirá determinados hitos que ya han esperado mucho: los nevados que postergué este 2020 en Huaraz debido a la pandemia. Todo ello es el norte. Si algún día debo establecer prioridades dentro de lo que me apasiona hacer, este retorno será la prioridad, al menos, para el año cuya puerta de entrada ya estoy observando.

Paralelamente, en definitiva, iré avanzando en la construcción de los cimientos para otros objetivos. Entre ellos, está el Doctorado en Ingeniería que deseo estudiar en mi universidad, para el cual necesito empezar a generar publicaciones de artículos académicos en lo relacionado con lo que deseo que sea mi tema de investigación. Otros objetivos están ligados a proyectos personales que, en sí, no me representan una urgencia ni un apuro, pero que también son parte de mi vida cotidiana. Por ejemplo, mi autoaprendizaje de guitarra acústica, que retomé este año pero que, en los últimos meses, tuve que dejar momentáneamente; la continuidad de mi escritura en este blog, en donde espero seguir avanzando poco a poco una parte importante de mi historia personal; el inicio de mi redacción de libros, ya sean de referencia académica, de ensayo, de ficción o de cuentos; el crecimiento continuo y ordenamiento de la masiva biblioteca virtual que estoy construyendo en casa con textos de mi interés; la lectura continua de textos de esta biblioteca y de mi biblioteca más querida, la física; la continua lectura de la prensa que se ha convertido en mi referencia principal para conocer más y entender mejor el mundo: El País y The New York Times; el avance en los compromisos de consultoría asumidos hasta llegar a su fin (bueno, en materia de entregables, es lo normal que haya apuros por terminar a tiempo, pero espero no llegar a urgencias) y, si es posible, seguir brindando servicios; mis continuos esfuerzos por ingresar a trabajar al Estado, ya que quiero servir a mi país desde mi ser profesional; el seguir aportando a la formación universitaria en mi universidad, en la medida que se abran las nuevas oportunidades que busco; el continuar mi formación académica y profesional a través de las distintas oportunidades que pueda tomar durante el año; y el seguir creciendo como persona en todo el sentido de la palabra.

Estos son varios de los panoramas que observo desde una perspectiva personal para el año entrante. Sin embargo, también he titulado la presente publicación así porque, en lo referente a mi escritura del blog, deseo retomar la atención de la temática que tuvo en sus inicios. Indudablemente, seguiré escribiendo sobre asuntos diversos (libros, política, teatro, música, etc.), pero me planteo como objetivo culminar las historias de los viajes de caminata y/o aventura que hice a nivel del departamento de Lima en 2012, 2013 y 2014; y, además, reeditar las imágenes (y cambiar al formato de bloques) de las historias del 2015 -que las tengo completas- por un motivo de mayor aprovechamiento del espacio que me da WordPress para almacenar contenido.

Entonces, en conclusión, tengo una gran esperanza para el 2021 desde las posibilidades que podrían abrirse, y mantengo la mentalidad en el hecho de que las iniciativas deberán empezar por mí.

Desde aquí, agradezco a mi familia por la inmensa alegría que me da día a día, su soporte continuo y la fuerza espiritual que obtengo por su presencia a mi lado.

2 comentarios sobre “Retorno a las bases

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