Allá donde las cumbres yacen,
asentadas sobre un poderío de incalculable tamaño,
surge el más grande los anhelos de algunos.
Me pregunto si el final de la travesía está allí;
si, luego del descenso, continúa el andar,
el continuo vaivén de subida y bajada,
o si llega el momento en que ya no es momento de seguir.
En el buscar los cielos, no le veo asidero a la satisfacción plena.
Quizás, esta deba llegar de otras fuentes,
o buscarse en otras fuentes.
Sin embargo, a pesar de los años de andanza,
jamás suficiente,
la ruta recién inicia.
Con ojos que ya han observado,
con piel que ya ha sentido,
con mente que ya ha interiorizado,
la ruta recién inicia;
ya que, frente a la montaña,
la experiencia se renueva,
y la felicidad y el estrago también,
y solo quedamos nosotros,
nosotros y el inmenso mar del infinito.
Bravo!!! Me encantó.
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¡Me alegra! Es mi inspiración, lo sabes.
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