Oda a lo que se desea por siempre

A todas las bandas que llenan mi vida de alegría.

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Si no me hubiera apasionado por la música, y en particular un tipo de música, mi vida adolecería de una menor calidad. En ella encuentro inspiración. A través de ella, se desatan los nudos de mi inquietud y tensión, y mis sensaciones vuelven a fluir e ir con el viento y la imaginación. Muchas veces, luego de un extenso pensar que no ha encontrado maneras de establecer una determinación, el escucharla me lleva poco a poco a despejar la ruta para seguir caminando, pero con una nueva mirada, un nuevo entendimiento, aquel que me dice que nuestras dificultades son parte de la vida misma y, justamente, el ver la luz está en el propio recorrido. Estancarse en un círculo hasta encontrar el desvío nos puede subsumir en la pérdida de grandes momentos, y ello es algo que no podemos permitirnos. Ya estamos aquí y es adelante hacia donde debemos ir. Allí, en ese andar, podremos ir encontrando las verdaderas respuestas a lo que buscamos, y puede que hasta nos sorprendan.

Cuando escucho heavy metal, mi vida es distinta. Sin su acompañamiento, sin el trasfondo que me provee, no hubiera experimentado la determinación ni la felicidad de la misma manera. Por supuesto, la felicidad es una y particular en cada persona, pero, cuando el momento se combina con una melodía de aquellas que amas en tus oídos o en tu mente, hay una liberación adicional (o, mejor, especial) de sensaciones que te hacen pensar que realmente eso es lo que necesitas por siempre.

Como alguna otra publicación en este blog, comparto cinco temas que me gustan bastante (de entre muchos), cada uno de una banda distinta.

Y, nuevamente, ¡feliz Navidad!

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