A menos de un día para la Noche Buena

23 de diciembre. Mientras más vivo, me doy cuenta de que hay más por hacer y conocer de lo que una sola vida podría abarcar. Ese es otro de los motivos por los cuales la vida es tan magnífica, ya que nunca deja de tener aspectos sorprendentes. Es el darse cuenta, a medida que pasan los minutos mientras se hace una actividad, que cada uno de esos minutos que están transcurriendo no volverán. Entonces, lo que se decide es de una importancia mayúscula.

Por cierto, de algunas (o varias) de las publicaciones en este blog, podrá concluirse que me gusta hablar del tiempo y del clima. O, mejor dicho, usar estos dos elementos como trasfondo para la meditación y la proyección a horizontes que aún no se encuentran aquí. El término «horizonte» también es uno que uso repetidas veces. Debo decir que es una de mis palabras favoritas, especialmente desde que me enamoré perdidamente de la canción «Reaching Horizons» de una de mis bandas preferidas, Angra. En ese sentido, escribir bajo una mirada personal -que es lo que hago en este blog- me hace pensar en estar parado sobre un hito imaginario, visualizando lo que quiero que sea el resto de mi vida.

Este es uno de esos hitos. Ha sido un año en que lo he pasado mayoritariamente en casa, con muy pocas salidas, y además, en definitiva, lo he pasado excelente (salvando distancias de todo lo que ha implicado para el mundo la trágica vivencia de la pandemia, que aún no acaba). El principal motivo de ello es la relación familiar que hemos construido -y seguimos construyendo- al interior del hogar al que pertenezco. La familia, a mi parecer, es uno de los elementos que puede proporcionar la mayor solidez a la vida y el sentir de las personas. Por supuesto, la concepción de familia de pertenencia dependerá de cada persona, y eso está muy bien. En mi caso, me refiero a mi familia nuclear, a la que amo con todo mi corazón.

Sin embargo, en algún momento, debo retomar los caminos que había estado intentando emprender desde una perspectiva de desarrollo personal en múltiples ámbitos, sobre todo aquellos que implican la acción fuera de casa. Si bien la vacunación ya empezó en algunos países y está por iniciar en varios otros, y una parte del mundo no ha dejado de moverse y el resto ha ido reactivándose poco a poco, considero necesario esperar, aunque sin dejar de arrancar nuevas acciones por mí mismo relacionadas con aquello que deseo alcanzar. Asimismo, cabe traer a colación que hace poco, como conocerán, se ha notificado la detección de una variante del coronavirus en Inglaterra, y hoy he visto en El País que una segunda variante se ha detectado en el mismo país, pero de procedencia sudafricana, cada una más contagiosa que la anterior. Esto propone nuevos retos y una reforzada invitación a mantener la vigilancia. Por lo demás, continúo inmerso en lo que puedo realizar desde casa, avanzando cada vez más.

Mañana 24 es Noche Buena. Me considero católico y creo en la Navidad. En casa, hemos estado realizando diversas actividades en conjunto, como cocinar, ver películas, hacer juegos de mesa y pasear, entre las principales. Y esta semana ello se ha incrementado, motivados por las iniciativas de cada uno y una y lo que comúnmente se llama «las fiestas navideñas y de fin de año». Yo pido a Dios que todas las personas en el mundo, especialmente aquellas que más han sufrido en este año por la coyuntura de salud, política, medio ambiental, social y más en su país, puedan tener un cierre de año con nuevos bríos en relación con la esperanza de que las cosas serán mejores el año que viene, y una Navidad llena de amor para quienes la celebren (y que sea un momento de amor para todo el mundo en general). En casa, sé que pondremos nuestra mejor alegría como un agradecimiento por poder estar juntos como familia una vez más en una fecha tan especial para nosotros.

Sobre el blog, cada vez veo que personas nuevas se suman a seguirlo. Les entrego un afectuoso saludo y, si deben retirarse porque no encontraron lo que buscaban, o no satisfizo lo que esperaban, no habrá ningún inconveniente. A quienes han llegado, les diré que este es un blog que estuvo inicialmente destinado a escribir historias de viajes, y terminó siendo un espacio para hacerlo sobre diversas experiencias y perspectivas personales, pero siempre manteniendo el componente que más me motiva, y a partir del cual sigo intentando dirigir mi vida, que es el del eterno retorno a la montaña. No hice una modificación en el título (De montañas y viajes) ya que esa fue la identificación que construí desde un inicio, y la idea de las montañas y los viajes puede, sencillamente, tomar connotaciones ampliadas para reflejar otros aspectos de una vida.

Para ir cerrando, pienso que no debemos detenernos en seguir aspirando a ser más grandes, a crecer en al menos algún aspecto de nuestras vidas, y no pensando en una comparación con otras personas, sino con nosotros mismos, con una mirada humilde, y con el motivo fundamental de absorber toda la riqueza que implica ese proceso. En ese camino, no solo ganaremos mucha paz y una perspectiva más ancha del mundo (adaptando esta frase de Ciro Alegría), sino la posibilidad de inspirar a otras personas a hacer lo mismo. En ese camino es que descubrimos, con inacabable asombro, la también inacabable amplitud de la vida.

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