Acabo de ver un ocaso del sol desde el Lum, nuestro Lugar de la Memoria, una edificación moderna de arquitectura. En 40 minutos más, entraré a la presentación de un proyecto llamado Piraq Kausa Kaykunapaq. ¿Quién será el culpable? Luego, ingresaré a una obra de teatro, Antígona, por la asociación Yuyachkani, que significa recordando entendida desde la primera persona. Lo que esta asociación hace suele ser de una gran profundidad.
Este ocaso del sol se da en el más pleno horizonte, con el inmenso mar extendiéndose hasta el infinito y sus innumerables líneas avanzando lentamente hacia la orilla. La Costa Verde de Lima siempre ha sido una magnífica idea, pero también siempre ha estado en proceso de ser. O, para no ser pesimista, de seguir siendo. La verdad es que, a pesar del trabajo que aún le falta, es un alivio para el tránsito vehicular y también ciudadano. Hay que descubrir la Costa Verde, es inmensa.
Voy a ir ingresando a tomar un café. Quise escribir estas palabras in situ, de manera espontánea. No me he sentido muy inspirado, pero algo pude producir. Hasta la próxima.