La odisea de «estos» giles

Hace poco, me he prometido a mí mismo no volver a perderme ninguna película de Darín. Al menos, ninguna que se estrene en salas peruanas. Ricardo Darín, desde hace ya mucho tiempo, no es solo un gran actor argentino, sino un absoluto maestro del mundo sobre el escenario de la pantalla grande. En ese sentido, me da mucha pena el asunto de la acusación de maltrato laboral que recibió el 2018 basada en supuestos comportamientos dados algunos años atrás, pero pienso que no opacan su capacidad como actor y, por lo tanto, como profesional. No haré más comentario ahora, ya que tengo presente que hay interpretación y sentir variados respecto de ciertos acontecimientos, así como percepciones diferenciadas.

Volviendo a Darín, este hace que cada personaje sea tan real, tan honesto y sentido en sus emociones, con vivencias tan profundas reflejadas en la propia mirada. Sus interpretaciones fluyen de manera absolutamente conectada con las situaciones vividas. Uno queda siempre muy atento a lo próximo que va a decir o hacer. Por supuesto, también hay un guion y una dirección, pero el resultado no sería el mismo sin este actor.

Hace no mucho se estrenó La Odisea de los Giles (guion por Borensztein y Sacheri -este último, autor del libro en que se basa el filme, La noche de la usina– y dirección por Borensztein) en las salas peruanas, una película que me llevó también a pensar en el cine argentino en general: sin duda, una industria magnífica. Cada país tiene sus propias particularidades, sus propias bellezas, y en Argentina algunos de los elementos más resaltantes son el humor sarcástico muchas veces impensado, las reacciones emocionales tan sentidas y las expresiones de desconcierto que, o bien generan una necesaria tensión, o bien resultan en una comicidad tan bien ubicada.

Es tan linda Sudamérica, pero también duele tanto a veces. Debe ser el amor incondicional a la sangre. La Odisea de los Giles es la historia de un movimiento de intención justiciera, o revanchista, de un grupo de personas que se juntan para, con los pocos recursos que pudieran tener -y donde valían más sus ganas y su sentimiento de comunidad-, recuperar lo que les había sido robado en ahorros para armar una cooperativa agrícola en el pueblo donde vivían, cuando personas inescrupulosas ligadas al banco donde se había colocado el dinero se aprovecharon de una coyuntura de crisis económica en el país alrededor del 2001, una crisis que efectivamente sucedió, y perpetraron una gran estafa.

El personaje de Darín es uno de los líderes de un equipo en el cual, en realidad, cada quien termina siendo líder desde su propia capacidad e iniciativa. Así, se embarcan en una serie de acciones cargadas de una graciosa «locura» que termina dando resultados, esperados o no, usados para seguir construyendo y avanzando con el plan. Si bien la película se desarrolla con rasgos cómicos, en realidad, la historia contada es un drama basado en un periodo crítico de inicio de siglo para Argentina.

Sin duda, La Odisea de los Giles proporciona un tratamiento muy interesante de un aspecto de dicha crisis en cuanto a su estilo: el resalte de la reinvindicación y la fuerza del sentido de comunidad desde la tragicomedia. Filmes de este tipo, a nivel de Sudamérica, deberían seguirse estrenando, para que podamos seguir conociendo lo que nos pasó.


El afiche de la imagen de portada fue obtenido del sitio web de Filmaffinity.

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