Competencia: comunicación fluida [2019, julio]

Con “comunicación fluida” me refiero al poder brindar una opinión frente a una situación que pueda surgir en cualquier momento, sea de manera espontánea o no. La organización acreditadora ABET, por ejemplo, toma en cuenta la comunicación efectiva como un “resultado del estudiante” (student outcome) de carreras de ingeniería (2019-2020), es decir, como una competencia que el estudiante, a partir de su formación en un programa de ingeniería acreditado por dicha organización, debería haber desarrollado al término del mismo. Por su parte, dentro de las siete competencias genéricas del modelo educativo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (2016), la comunicación eficaz, de forma oral y escrita, también está presente.

Sin embargo, como yo lo entiendo, la comunicación es una actividad de, al menos, dos personas, cada una con su propia capacidad de expresión, recepción e interpretación. En ese sentido, si he podido ser “eficaz” con alguien o un grupo de personas, no necesariamente voy a repetir el mismo resultado con otra persona o grupo de personas. Hay, además, hasta una cuestión intercultural presente si escalamos en el alcance de la comunicación. Con lo anterior, no estoy implicando que la idea de comunicación eficaz o efectiva no sea apropiada. Al contrario, es necesario que el profesional posea un set de herramientas mentales que le permitan cambiar de aproximación cuando un estilo comunicativo no está surgiendo efecto. Asimismo, que tenga la habilidad de aprender nuevas formas de entablar comunicación según lo requiera una situación o contexto particular.

Volviendo a mi propuesta, desde tiempo pasado percibí la dificultad que podía existir en no poder expresar cabalmente una opinión en circunstancias que implicaran la toma de una postura, especialmente, en momentos de tensión. A veces, la mente se ve desbordada por un sinfín de ideas entremezcladas y ni siquiera delineadas, las cuales surgen por algún tipo de conflicto interno, basado en una situación que se está viviendo en ese mismo momento. Cuando eso se da, es posible que lo que se diga, o intente decir, tenga poca coherencia o sea insuficiente para fortalecer un argumento, y que después se acabe en el remordimiento de “¿por qué no dije esto?”, “¿por qué no di aquel ejemplo?”, “¿por qué no lo dije de esta otra manera?” o incluso “¡¿por qué no dije algo?!”. A veces, también, es preferible no decir nada y hablar después, cuando la mente haya dominado el caos.

El punto es que, por supuesto, una manera de estar mejor preparado para responder en situaciones así es darle espacio en la vida diaria a la reflexión, a ese pensar y recordar lo vivido y analizarlo, con el fin de tener claridad sobre las distintas alternativas de acción comunicativa que podrían haber existido. Asimismo, con el mismo fin, está la posibilidad de hablar con otras personas para nutrirse de su experiencia en situaciones similares. Y, también, como aspectos muy importantes, el leer, estudiar y escribir, además del escuchar la palabra de profesionales en eventos académicos, sobre todo en temas de ciencias sociales y humanidades. Es decir, el mundo de las ingenierías y tecnologías ayudan a desarrollar solo ciertas partes del intelecto; sin embargo, otras partes se enriquecen a partir de otro tipo de disciplinas.

En la actualidad, considero que los consejos que he descrito me han ayudado bastante a desarrollar mi capacidad comunicativa y han reforzado la forma en que puedo elaborar ideas. Definitivamente, es parte de un continuo: no hay estados inamovibles. Es decir, mediante el estilo de vida que se pueda llevar en cuanto a las actividades que se pongan en práctica (como la lectura frecuente, por ejemplo), el mantenimiento y/o reforzamiento de la comunicación fluida seguirá su curso.

Por lo expresado anteriormente, tomo en cuenta esta competencia para mi presentación personal, ya que no solo la valoro con importancia para el mundo laboral, sino que busco trabajarla, cuidarla y hacerla parte de mi vida cotidiana. Finalmente, es ello a lo que puede apuntarse, ya que, como había mencionado, la comunicación es un asunto de, al menos, dos personas, y no está en nuestras manos decidir lo que el/la interlocutor/a va a percibir; pero sí podemos seguir produciéndonos a nosotros mismos a través de los aprendizajes continuos.


Fuente de foto de portada: Pexels.

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