Hace unos meses este año, encontré el video de una canción llamada «No tengo tu amor», compuesta por la artista y músico Fátima Foronda, una persona que, en el pasado, fue muy importante en mi vida. Ese video me tomó en un momento de debilidad, ya que andaba con cierta sensación de vacío en mi interior, aunque fuera por un breve periodo de tiempo. Y la recordé.
Allí la vi a ella, tan hermosa como siempre, tan inspiradora, en las bellas escenas que conforman el audiovisual. Recuerdo cuando, a inicios del 2017, en un periodo bajo de nuestra amistad, ella me escribió una mañana para invitarme a su ensayo, el cual iba a darse en un estudio de Surquillo. Previamente, me había comentado que se había planteado el proyecto de componer música de base andina con sus propias letras y voz, y que deseaba llevar ese proyecto por el mundo, especialmente en lugares de difícil acceso. Decidí acompañarla aquella noche y caí cuando ya había iniciado, ya que me pasé de otro evento y fue difícil llegar más temprano.
Al estar allí, estuve escuchando lo que ya venía elaborando y me gustaron bastante las letras y melodías, aunque aún faltaba trabajo en las líneas cantadas. Resaltó una canción ese día, la cual llevaba el nombre de «Aroma a canción». También recuerdo que estaba yendo a ensayar los lunes y, en otros días, lo hacía en casa. Por las fotos y videos que subía en sus redes, noté que solía invitar a personas a sus ensayos.
Por motivos personales, después de marzo de dicho año, tuve que decirle adiós a nuestra interacción y ya no supe sobre ella. Sin embargo, poco menos de un año después, ese proyecto empezó a dar lo que entiendo son sus primeros frutos, al menos desde la perspectiva audiovisual, representados en tres videos que fueron grabados principalmente en uno de sus tantos viajes por el Perú. Ella, que por cierto tiene su propia banda de rock, ama lo andino y la labor social, aspectos que siempre me han agradado bastante de su forma de ser. Comparto con ustedes el video que mencioné al inicio, un tema con letras muy creativas, una música suave y espiritual, que incluye un aporte especial del músico Matthias Loibner, y una voz, su voz, que transmite un calor humano inagotable. Los otros dos, no tendrán problema en ubicarlos.
A raíz de este video, le escribí para felicitarla, lo cual generó una conversación que desembocó en el pacto de una reunión que nunca llegó a darse. Había pasado ya algunos días luego de la última comunicación y quizás eso fue suficiente para que el acuerdo quedara en vacío. Aun así, el día indicado estuve paseando cerca del lugar donde era más probable vernos, disfrutando de las librerías, a la espera de alguna llamada suya, ya que había sido de ella la iniciativa, pero no llegó, así que no esperé mucho más antes de retirarme. En parte, imaginaba que ese podía ser el desenlace, pero preferí mantener la cortesía de acercarme.
En otro día, sin embargo, tiempo después y sorpresivamente, me llamó y me pidió apoyo con el traslado de unas donaciones. La busqué y, casi después de un año entero, volví a encontrarme con ella. Como le mencioné al despedirme, fue bueno verla, sin duda. Yo no sé hasta qué punto ella crea en mis palabras. Tan solo deseo que le vaya magnífico en este proyecto que tiene una vida por delante, y que encuentre ella mucha felicidad en su vida y todo lo que decida emprender.
