Me lo tatúo

He pensado en mil maneras en que podría contar esta historia, pero nunca llegué a estar convencido de cómo debía hacerlo, o si mejor sería no hacerlo. Finalmente, llegué a la conclusión de que, si bien este es un blog que habla de mi vida y de lo que pienso, hay experiencias que, simplemente, deben quedar dentro de las mentes de cada quien. Se trata de detalles que son parte de un algo íntimo que permanecerán con su propia belleza en la medida que queden en el lugar donde se encuentran: una memoria compartida, o quizá dos memorias independientes y excluyentes. Otras experiencias, otros detalles, sí podrán contarse.


5Los días previos al viaje fueron muy intensos, un viaje al cual me ofrecí cuando estaba en otro destino, Arequipa, sobre el cual ya contaré a futuro. Al llegar a Lima aquel domingo 3 de julio de 2016, me reuní con ella en la noche en Miraflores, en nuestro centro de siempre, el Dunkin’, para conversar sobre diversos temas, pero principalmente el proyecto que se avecinaba menos de una semana después. Al final, la acompañé a su departamento; la despedida fue formal y rápida. Toda la magia del encuentro que habíamos tenido días atrás volvió a quedar en sueño.

La semana que inició el lunes 4 fue muy difícil para ella, debido a un problema que venía arrastrando desde hace algunos días y que iría cobrando mayor fuerza. Intenté darle el soporte que pude, pero nunca llegó a ser suficiente, por lo que quedé muy contrariado y con la mente muy confundida por lo intrincada de esta situación. En un momento, hice algo de lo que me arrepiento. Escribí una dura respuesta despreciativa a una persona que venía generando muy malas vibras a través de las redes y jugaba un rol preponderante en este caso. Previamente, le había pedido que parara lo que estaba haciendo de manera muy cortés y amable, pero ignoró mi mensaje. Fueron unos días muy tensos (e intensos) e incluso el viaje estuvo a punto de cancelarse, pero luego se siguió adelante con él. Sin embargo, el problema mediático no dejaría de acompañar nuestras huellas toda esa semana. En medio de ese trajín previo, agradezco infinitamente a mi padre por el apoyo logístico que nos dio para el envío de las donaciones recolectadas por mi compañera de viaje a Puno.

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3Viajaríamos en aviones distintos. Ella en vuelo directo y yo con escala en Cusco. Según la carga que enviábamos, que incluía bastante ropa de abrigo y una caja a rebalsar de bolsas de agua caliente, lo más conveniente fue, para el momento presente, enviar la ropa y las bolsas a destinos diferentes: lo primero directamente a Puno (provincia) y, lo segundo, a Juliaca. (Para el lector o lectora, el aeropuerto se encuentra en Juliaca y desde allí se toma transporte terrestre a Puno.) Esto se hizo así por los tipos de carga y las restricciones que se habían presentado, como, por ejemplo, la rapidez con que necesitábamos las donaciones allá y el diferente procesamiento de las bolsas de agua caliente.

2Sobre los vuelos, ella llegaría primero y me esperaría en el aeropuerto de destino. En mi caso, fue totalmente bizarro viajar de Cusco a Juliaca con el avión casi vacío (LAN, en ese tiempo). Recuerdo que las asistentes de vuelo regalaron caramelos a quienes se quedaron en el avión luego de la primera parada, en Cusco (aunque creo que estuve yo solo, no lo recordaría…), y los pocos que subieron para finalmente dirigirnos a nuestro verdadero lugar. (Como referencia geográfica, Perú se divide en departamentos, dos de los cuales son Cusco y Puno. Cada departamento, a su vez, se conforma de provincias. Así, dentro del departamento de Cusco se encuentra también la provincia de Cusco, y Juliaca y Puno son parte de las provincias del departamento de Puno.)


Y allí estaba ella, y solo podía pensar en lo mucho que la quería, que la amaba, pero a la vez mi mente no asimilaba la manera como habían cambiado las cosas.

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Te miro y no puedo creer que esté aquí contigo. Te amo, y siento que deseo abrazarte y besarte y contemplarte. Converso contigo y me dices que una amiga tuya nos vendrá a recoger, así que la esperamos. No hay nadie en la cafetería, solo nosotros. Los aviones no pueblan el cielo aún, pero más adelante se llenará este lugar. Ahora solo somos tú y yo y un montón de sillas colocadas sobre las mesas. Te grabo mientras conversamos; te digo que eres muy linda y respondes de manera graciosa a la cámara. Me dices que te tatuarías el dibujo de algún niño o niña sobre tu piel. Sonríes y eso me hace feliz. Te regalo un libro y lo aprecias con cariño, pero también me pones en una situación en que solo me quedó pagar el café que ordenaste; lo dejaré pasar, la vida lo dejará pasar. Solo sé que siento algo muy grande por ti y que estamos en el inicio de una gran aventura que vamos a vivir juntos, muy juntos.

6O eso creí. Fue uno de los viajes emocionalmente más difíciles que he vivido, y hasta el más difícil. Sin embargo, hubo también detalles de una belleza incalculable que no olvidaré. Es tan sorprendente la vida en todo momento y el tiempo tan veloz, que bienaventurados seremos si podemos encontrar aquellos espacios atemporales que solo saben perdurar por siempre. Así que sigo.

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