Aquí, otra historia de los hikes por el departamento de Lima. La Red de Montañistas de Lima había propuesto una salida a los pueblos Paihua y Allauca, aledaños entre sí, y ubicados en la sierra de Matucana. El primero, con una elevación de 3134 m s. n. m. y, el segundo, de 3080 m s. n. m., según la información proporcionada por la RML aquella vez. La fecha fue el 19 de abril de 2015, una semana después de la práctica de escalada en roca y rápel que habíamos realizado en Las Viñas, y a cinco días de mi trigésimo cumpleaños.
Gran detalle del encuentro no guardo en mi memoria ya. La caminata inició alrededor del punto donde se deja Matucana y se continúa rumbo a San Mateo. Allí, cruzamos la carretera y empezamos a subir por un sendero que se constituyó en la base de un buen entrenamiento. Amplio el sol en el cielo. Tomé la delantera la mayor parte del tiempo en dirección hacia Paihua. Por momentos, intenté encontrar algún atajo para no seguir solo por trocha, pero sin éxito. Quizás no fue la mejor idea. En fin, llegamos hasta un punto alto, con hermosos paisajes verdes alrededor, y no sabíamos si la derecha o la izquierda era el camino a seguir. Cada quien exploró según su propio gusto. En ello, me crucé con una pequeña serpiente que se escabulló en un arbusto y no pude fotografiarla.
Un poblador pasó y nos indicó el camino hacia Paihua, no faltaba mucho. Continuamos hasta el pueblo y nos recibieron unos caballitos y vaquitas. Estuvimos allí un corto tiempo y luego partimos hacia Allauca. Caballitos y vaquitas volvimos a ver, pero más a lo lejos. Finalmente, luego de otro rato allí, tocó retornar.
No sé si volvería a realizar este hike. Estuvo interesante y bonito conocer, entrenar, pasarla entre amigos. Sin embargo, la sensación es diferente ahora. Mientras más recorres, el mundo se hace más grande y el tiempo más corto. Deseas ir más allá, tras algo inalcanzable que quizás solo existe dentro de ti, algo que quizás se revelará en algún momento.
Es hora de seguir.