Era una época de muchos pensamientos y sentimientos encontrados. Área 7 se iba a presentar en el festival Rockola Huacho, que tendría lugar desde las 11 p. m. en adelante del 21 de mayo del año 2016, junto a las bandas Savant, Orion y Cocaine Cowboys, que cerraría. Sabía que su guitarrista fundadora, en aquella época mi buena amiga Fátima Foronda, no iba a estar presente por un viaje a São Paulo. No me perdería ese concierto, pero quizás mi asistencia fue más influenciada por el hecho de ser una manera de lidiar con la añoranza de extrañarla. Solo mi inconsciente lo sabrá.
Viajé con retraso. Hubo una mala organización de las salidas en la agencia Movil Tours que está en La Victoria, desde donde parten los buses a Huacho. El viaje fue lento y aburrido, además. El conductor manejaba a una velocidad insoportable. Una vez allá, tomé un taxi que me dejó cerca de la Plaza de Armas, por donde había visto un hostal en Google Maps (me parece que su nombre es Carolina). Entré y solo quedaba una habitación (en el quinto piso y sin ascensor), así que la tomé.

Salí a comer algo y regresé. Estuve leyendo un buen libro. En un rato más me alistaría y saldría para el Rockola RetrobarCafé, donde se llevaría a cabo el festival, por supuesto. Fui caminando hasta allá alrededor de las 10 p. m., pasando por zonas no muy agradables, pero después el panorama mejoró. Una vez dentro, aún había poca gente. Iban llegando poco a poco.
Se puede decir que hay tres ambientes en el lugar. Los dos primeros empezando desde la puerta tienen mesas y sillas para estar. El tercero es un espacio pequeño frente al escenario. Los tres ambientes están separados por paredes con agujeros formados para ventanas y puertas; sin embargo, no es posible tener una buena visión del escenario si no estás en el tercer ambiente, especialmente si hay bastante gente allí y alrededor de la entrada al mismo.
Por mi parte, estuve en una mesita pegada a la pared en el ambiente intermedio, disfrutando de la compañía del buen Jack Daniel’s durante toda la velada. Asimismo, disfrutando de la buena música que estaban pasando.
La primera banda, Savant, era prácticamente la banda de su guitarrista. Buenos temas, buenos riffs, buenos solos. Él hacía el show. El bajista cantaba, aunque no es una banda que se caracterice por el destaque de la voz. La segunda banda, Orion, tenía más integrantes, incluyendo un cantante dedicado solo a esa parte, a diferencia de la banda anterior. Buenos temas también. En tercer lugar, no muy lejos de las 2 a. m. del 22, salió Área 7 sin la gran Fátima, que se encontraba conquistando tierras lejanas. Siempre explosiva, esta banda hizo el concierto que más gente movió. Finalmente, cerró Cocaine Cowboys, aunque, luego de unas canciones, perdí el interés y me retiré. Harta fuerza en la música, pero la voz saturaba en estridencia. Estaba con otras cosas en la mente, igual.
Salí del lugar sin que mis sentimientos hayan encontrado una resolución. No quise ya regresar caminando, así que tomé una moto-taxi de retorno. Llegó la hora de dormir.

Más tarde ese mismo día, me levanté, alisté y dejé el hostal. Me dediqué a pasear. No recuerdo si algo tomé de desayuno, creo que lo dejé pasar. Me dirigí hacia la playa y la vi desde arriba. Luego bajé y estuve recorriéndola por la arena, tomando algunas fotos, pensando, sintiendo la solitud, observando las líneas y grietas que dejaban las olas al pasar una y otra vez sobre la superficie, sin darse cuenta de lo que su existencia dejaba en el camino.

En cierto punto, me detuve y estuve descansando. Luego fui en retorno. Me dirigí a un restaurante que estaba en la misma playa y allí almorcé chicharrón de pescado con una buena cerveza helada para sol que había empezado a quemar e iluminar, mientras que antes había estado totalmente oculto por las nubes.




Me tomé mi tiempo y luego me embarqué en una larga caminata hasta la terminal terrestre. Allí, estuve leyendo a Freud mientras esperaba mi partida a Lima. En cierto momento, compré unos recuerditos que regalaría, unos meses después, a Fátima y Diana, su hermana, en una cajita que yo mismo hice y que contenía, también, dos cuicitos hechos a mano que compraría luego en Arequipa. La cajita tenía base blanca y tapa lila, y en su portada coloqué una foto en donde salían las hermanas junto a su madre. Esa cajita se la di a Fátima en un encuentro después del viaje que realizamos a Puno, cuyas historias ya verán redactadas pronto.
Hace poco este año, Área 7 volvió a presentarse en Huacho para el mismo festival, esta vez con la banda completa. Había comprado mis pasajes para el viaje, pero una situación que aconteció poco antes del mismo me hizo repensar la decisión y decidí cancelarlo. Fue una situación en la cual me vi dejado de lado de un proyecto por una persona muy importante para mí sin previo aviso, quien decidió priorizar, de un momento a otro, la presencia de otra persona, entiendo que mucho más cercana a ella en ese entonces, quien inicialmente no iba a estar. Fue la interpretación que formé a partir de los hechos que se dieron, por lo que perdí el deseo de viajar.

Me quedé en casa, por lo que pude estar con mi padre el día de su cumpleaños. Fue una genial parrillada que tuvimos en familia esa noche. Por algo como ello, me di cuenta de que, al final, fue lo mejor haber hecho esa cancelación. Había comunicado con anterioridad a mi padre que no iba a poder estar con él el día de su cumpleaños, y lo comprendió. Pero, finalmente, pude estar con él y me alegro bastante.
Ya retornaré a Huacho más adelante este año y visitaré el Rockola de noche, para revivir una experiencia que murió sin haber sido vivida.
Saludos.
