Nuevos comienzos en la continuidad 2

A veces, es necesario encontrar una base desde donde repensar tu vida, lo que estás haciendo en ese momento actual. En mi caso, he venido tratando de encontrar entendimientos y soluciones a ciertas cuestiones y dificultades, y he ido encontrando poco a poco fortaleza para mis determinaciones.

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Libro citado. Totalmente recomendado.

Los estragos de no poder encontrar caminos guía dentro del bosque enmarañado se sienten, y más cuando ese bosque te presenta constante oscuridad, y los rezagos de luz que se filtran entre sus hojas y ramas desvanecen rápidamente. Darse cuenta de que detenerse en un punto y reenfocar el camino seguido, dejando de mirar el lugar donde se pisa y alzando la mirada para obtener un mejor ángulo de los alrededores, es una buena manera de recobrar la tranquilidad, empezar a recuperar las energías perdidas y continuar con propia luz en lugar de ahogarse en la oscuridad (la imagen de la “propia luz”, de Ojos de pez abisal, de Ulises Gutiérrez Llantoy). Ese derecho existe, no hay manera de dudarlo, no hay manera de permitirse la auto-intimidación. Después de todo, es nuestra vida y, como diría otra buena persona que he llegado a conocer mejor, es justo poder vivirla.

Recientemente, falleció mi abuelita paterna, una gran mujer que tuvo una vida longeva. Escribiré un artículo dedicado a ella más adelante. Este acontecimiento me hizo pensar en aquellos instantes de vida que cambian los rumbos de la vida misma, la cual es fugaz. La cual es, siempre, fugaz. La pérdida de un ser querido no solo genera una gran afectación emocional al interior de su familia, sino que cambia las dinámicas que transcurrían en su interior. Sin embargo, también puede conducir a reflexiones sobre lo que estamos haciendo en nuestras vidas en ese momento. Mi abuela Chelita se esforzó durante toda su vida por darle lo mejor a nuestra familia, hasta que una de las caídas que sufrió la llevó a ya no poder caminar con normalidad, sino con andador; aunque, por su avanzada edad, prefería ya quedarse descansando en cama en el día a día. No obstante, se mantuvo lúcida hasta el último momento y no dejó de darnos todo su amor, además de engreírse siempre con mi papá, su único hijo. Ya de grande no fui el tan cariñoso nieto que fui de pequeño. La vida adulta te hace entrar en una vorágine de situaciones de vida que se convierten en tu enfoque mental central y del cual, muchas veces, es difícil apartarse por un momento. No es una excusa, sino una declaración de error propio.

Y es como parte de mi reflexión que pienso que ella habría querido que, en cualquier situación de vida en la que mi tranquilidad y energía se vieran mermadas, no dejara de ponerme de pie y, como me gusta decir, volviera al ruedo, al ruedo de mi vida, con todos mis sueños y metas. Ella habría querido que me levantara en cualquier situación de vida en la que mi ser se encontrara herido. La vida es dura y, a veces, es mejor dar pasos al costado. Así que, aunque me siento agotado en el momento actual, falto de energía, falto de ritmo, falto incluso de ánimo, me prometo a mí mismo, a partir de este momento, dar un nuevo comienzo en la continuidad, sin olvidar jamás el pasado, sin perder de vista el futuro, pero yendo paso a paso y sin dejar el movimiento, porque cada día cuenta, y cada minuto también.

Up the Irons

68 Cheli y Janis
Fotos de pequeño. Al centro, foto con mi abue cargándome.

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