Hay una canción que me marcó desde la primera vez que la escuché. El propio cantante de esa banda publicó un video de Youtube de ese tema en su perfil de Facebook un buen tiempo atrás. No he escuchado pieza musical que mueva tantos sentimientos de cariño en mí. Aquella primera vez que pasó por mis oídos, no pude evitar moquear, como dirías tú.
Ese tema está lleno de líneas increíbles, como algunas que estaré traduciendo aquí para mantener el lenguaje. La canción es el cierre del álbum, el cual está basado en una historia escrita por Costanza Colombo llamada She complies with the night. Te dejo una de sus estrofas.
Fátima, hoy es un día más que especial más allá de lo que pienses del mismo. Y es la primera vez que te saludo por esta razón, ¿sabes? En algún escrito pasado te había dicho que eres más grande que la vida, no sé si lo habrás leído. No importa ya. Cuando las personas tienen capacidad de trascender, el poder de tocar los corazones y las almas de las personas, y de dejar una marca eterna, se hacen más grandes que la vida, dado que se convierten en esa eternidad, que envuelve a la vida misma. Fátima, tú eres una de esas personas. Y son esas personas las que, al final, sufren más, ya que su inmensa humanidad les hace sentir con mayor intensidad las dificultades que atraviesan los demás a su alrededor. Pero, aun así, se mantienen de pie por el fuego que arde en sus corazones. Para mí es un inmenso privilegio haberte conocido, y lo es más el que me hayas llamado amigo, a pesar de que no existe una amistad real entre nosotros.
Eres alguien a quien admiro, Fátima, y una magnífica influencia para mí. La combinación de cualidades que conforman tu persona es una de las realidades más lindas de este mundo, un mundo que desde tiempos inmemoriales ha sufrido por una u otra causa. Pero, en la inmensidad de la oscuridad, siempre han existido esos pedacitos de luz suficientemente brillantes como para llevar ese mundo adelante, pedacitos de luz como el que tú reflejas a cada paso que das. Fátima, solo puedo prometerte que, incluso desde el más profundo silencio, podrás contar con todo mi cariño, nunca lo dudes.
Te comparto ahora el coro.

Muchos pensamientos vienen a mi mente ahora, pero solo podré decirte que, al final del día, hay una lágrima que recorre los contornos de las venas de esta tierra, una tierra que clama por ti. Quizás esa lágrima reúna la tristeza de muchas personas, donde no dudaría en incluirme, debido a las distancias impenetrables que existen entre nuestros diversos mundos, mujer maravillosa, mujer increíble, mujer de ensueño. Es a través de esa lágrima que se emociona mi corazón al verte, porque es verdad que aprendo tanto sobre mí mismo al mirarte a los ojos. El descubrimiento es continuo, pero para ello no deben las puertas cerrarse. Quizás deba callar una vez más, pero de pie siempre pensaré en ti, y no debes agradecerme por hacerlo, como una vez lo hiciste.
Al final del día, tu brillo se mantiene, un brillo en el que las personas más cercanas a ti se regocijan, un brillo que termina siendo recíproco, porque solo podrías generar amor. Esa lágrima que recorre la tierra es capaz de cruzar los horizontes más amplios, porque vivimos entre ellos. Nos movemos de uno a otro, retornamos y luego volvemos a partir. Sin embargo, llegan momentos en que el retorno se pierde y nuestros ojos no vuelven a saber qué es ello que quedó atrás. Al final del día, crear memorias se constituye como lo más importante de una vida, lo más valioso. Porque en ese momento en que podrías estar parada frente a, quizás, un inmenso océano, con el corazón lleno de miles de desgarros sucedidos a lo largo de una vida, nada supera la paz que genera ese pedacito de tiempo que guarda en sus entrañas un cofrecito con el recuerdo de los instantes en que tus sentimientos fueron los más hermosos e intensos, y que acontecieron por esas personas que más feliz te hicieron y que más amaste. En mi cofrecito estás tú y todos tus abrazos, tus besos volados, tus alegrías y tristezas, tus sueños e incluso fracasos, tus miradas y sonrisas, tus palabras y tus risas, tus sentimientos y tu ser.
Es al final del día que doy media vuelta para seguir mi rumbo, inclinando un poco la cabeza, pero con una sonrisa en el rostro, como el mensaje de una foto que alguna vez publicaste. Doy media vuelta y continúo ese rumbo. El mundo no tiene la capacidad de darte felicidad plena; es uno mismo quien, incansablemente, tiene que generarla. Sin embargo, la base de mi felicidad está asegurada, porque llevaré ese cofrecito siempre en mi corazón.
Feliz cumpleaños, mi Fati del alma. Te quiero como no te imaginas. Ningún tipo de distancia cambiará eso.
Un abrazo de alguien que ha tenido la oportunidad de abrazarte y sonreír a tu lado, al menos por un pedacito de tiempo, por un pedacito de vida.
Y ahora, te dejo unas líneas que quizás algún día grabe en mi piel. El tiempo lo dirá.
Hasta pronto.
Janis