Lo que sigue a continuación es una historia dividida en seis partes de uno de los mejores viajes que hice en toda mi vida, y pertenece al 2015. Fuimos hasta Junín y, desde allí, arrancamos extensa caminata en dirección Lima por entre montañas y lagunas altamente hermosas. Las primeras dos partes serán ubicadas en la categoría general Junín, mientras que las restantes estarán dentro de la categoría general Lima. Es una verdadera dicha para mí haber tenido esta experiencia.
El viernes 9 de octubre nos trasladó un transporte privado, desde San Mateo, hasta Marcapomacocha, distrito de la provincia de Yauli, departamento de Junín, y ubicado por encima de los 4400 m s. n. m. A más de medio camino, nos detuvimos en la curva desde donde se camina hacia el imponente nevado Rajuntay para apreciarlo y descansar unos minutos del viaje. En ese punto, el tema es así: hacia la derecha, por un sendero, camino al nevado; hacia la izquierda, por la pista de trocha, a Marcapomacocha. Tomamos, por supuesto, esta última dirección.
Luego de un tiempo más cuya duración no podría recordar, llegamos al pueblo del distrito, donde comimos parte de nuestras reservas de comida como almuerzo y alistamos nuestras cargas para el inicio de una travesía que duraría tres días. O dos días y algo más. La expectativa era grande y el entusiasmo también.
Para entender mejor la ruta que seguimos, intentaré graficarla, de manera aproximada, con apoyo de Google Maps:
Desde donde inician las flechas hasta donde acaban, hicimos la ruta a pie. Como lo digo, se trata de un aproximado simplificado. El segundo día, avanzada la tarde, en algún punto de la carretera en que nos encontrábamos, pudimos tomar un transporte público que nos adelantó hasta Obrajillo, pueblo del distrito y provincia de Canta, departamento de Lima. En Obrajillo dormimos y, al día siguiente, tomamos otro transporte de retorno a la ciudad de Lima.
Si creen que todos partimos juntos y regresamos juntos al final, pues estarán en lo no-cierto. La verdad es que nos fuimos separando; sin embargo, eso ya se irá sabiendo a medida que vaya avanzando.
Ni bien salir del pueblo, a unos pasos ya teníamos acceso a la vista de la maravillosa e inmensa laguna Marcapomacocha, la cual se divide en dos partes, y esto lo muestra el mapa. Caminar bordeándola, tan solo al inicio, era el mejor aliciente para comenzar, especialmente con un clima en su punto como estuvo ese día.
Cuando se hacen estas caminatas con grupos numerosos, es normal que la gente empiece a dispersarse, ya que no todos van al mismo ritmo, sea por el motivo que sea. Por supuesto, se suelen dar paradas de reagrupación, siempre y cuando sea necesario, y esto depende de la cantidad de personal de apoyo y de las distancias entre las personas. En ese sentido, ya desde un inicio empezó a alargarse el rango de metros entre el primero y el último. Y, sin duda, parte del motivo fue el detenerse para sacar buenas fotos de lo que estaba ante nosotros, ¡y de nosotros mismos con aquello como paisaje!
Las personas con quienes salgo en una de las fotos son, el primero, el fundador y director del grupo organizado Red de Montañistas de Lima (RML), y el segundo, su colaborador principal en ese viaje (programado justamente por la RML). En algún tiempo, compartimos una amistad, pero, en la actualidad, ello ya se perdió. Desde fines de 2014 hasta fines de 2016 fui miembro de dicho grupo. Sin embargo, por diversos desacuerdos con decisiones internas que se tomaron en determinadas oportunidades, me abrí del mismo.
No obstante, en aquel momento, las cosas aún andaban tranquilas y me encontraba bastante complacido con los viajes que veníamos realizando. Y así, continuamos camino. Más adelante, pasaríamos a tener como vista principal la segunda parte de la laguna, pero eso ya se verá en la continuación de esta historia.
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