Hola.
Donde me encuentro es en mi habitación, de noche, a poco de entrar en madrugada. En Lima ya está saliendo más el sol, el frío ya está siendo vencido, pero aún falta camino por recorrer. La lámpara está encendida y, levemente, escucho música compuesta en zonas de altura alrededor del mundo. La hoja donde escribo es reciclada: al otro lado de esta cara están palabras que llegué a colocar en un correo que te envié hace ya meses, donde te expresaba lo importante que habías sido para mí desde que te conocí. Ya no eres parte de mi vida y te extraño.
Ciertamente, meses han pasado ya y no he vuelto a saber nada de ti. Yo mismo me desconecté de todo lo relacionado contigo: no me parecía justo mantener algún tipo de conexión cuando tú ya me habías hecho a un lado. No me equivoqué: lo hice, además, para que pudieras estar totalmente libre de cualquier forma de mi presencia. Fue lo último que hice en relación contigo.
Tantos meses han pasado y te extraño. Aunque me haya equivocado aquí, sobre esta tierra, ya no cuestionaré más tu alejamiento, pero tampoco, desde mi arrepentimiento, volveré a pedirte, por no decir escribirte, perdón. Ambos aspectos son parte de un vagón que ya se desprendió del tren de la vida y quedó estacionado en el ayer. Ya no existe un sentido: ya no estamos en ese vagón.
Sé que poco te importará lo que escribo aquí. Sé que no sabrás tampoco que escribo esto aquí. Sin embargo, este blog es parte de mí y es el único lugar que tengo para expresarme. Este blog soy yo mismo, y desde aquí te expreso que siempre te voy a guardar un cariño especial, aunque jamás te vaya a volver a buscar, lo cual con tanta alegría solía hacer en algún tiempo pasado. Saber que iba a verte de nuevo me llenaba de felicidad, sé que lo sabes. Aquel mismo cariño que sentí por ti en el principio años atrás, el mismo cariño que sentí por ti cuando te abrazaba aquella madrugada y te pregunté si podías darme un beso, ya que me moría, o vivía, de amor por ti.
Es linda esta música. Suave, melodiosa, llena de matices. Es una música paciente, donde encuentras calidez, alegría, misterio, ensoñación, tristeza, paz. El mundo es inmenso y está tan lleno de detalles. Te veo entre ellos y te recuerdo, o quizás sea al revés. Te extraño y quisiera abrazarte, abrazarte fuerte, como aquel último abrazo que te di, el cual acompañé con un beso en tu mejilla y tu cuello. La melodía permite el flujo de lo que estoy sintiendo en este momento. Siento la suavidad de tu piel y el calor de tu cuerpo al abrazarme en esa triste despedida. Siento el fervor calmo y feliz que sentí cuando, en otra oportunidad, respondiste «yo también» a mi «te quiero mucho».
No estoy ya enamorado de ti, pero te extraño. Dejaste en mí algo muy grande. Ya no hablaré de vacío, porque me encuentro bien, y espero que tú también lo estés. Y ese algo es simplemente la fuerza para vivir esta vida con toda la motivación que pueda hacer surgir en mí.
Espero volver a verte algún día, y es que te quiero mucho. Y porque te quiero mucho es que me gustaría que fueras parte de mi vida de nuevo. Sin embargo, ello no detendrá mi camino. Yo seguiré avanzando y guardaré siempre el mejor recuerdo de ti.
Un abrazo de alguien que te guarda mucho en su corazón.
Janis