Escrito el jueves 3 de agosto de 2017.
Las letras en los recuadros pertenecen a la canción «Letting go», escrita por Andre Matos para el álbum Time to Be Free.
Ya falta poco y queda una eternidad por delante. Hasta este momento he vivido, y agradezco a Dios por ello. Hasta este momento he sentido y he sufrido y he gozado. Mi mente ha estado siempre enfocada en «lo que vendrá», como un mecanismo generador de esperanza respecto de un futuro incierto. Hace poco leía un libro donde se citaba a una investigadora que concluía que lo que hace la diferencia en la vida de las personas no son las circunstancias, sino aquello donde se coloca la atención y la fortaleza de esta atención*.
En aquel «lo que vendrá», he vivido grandes alegrías, pero también experimentado grandes fracasos, muchos de ellos relacionados con errores repetitivos. A veces, simplemente, tienes que dejar ir. Esas experiencias no pasan, sin embargo, sin dejar aprendizajes. Dejar ir no es solo respecto de aquello que no pudiste lograr, sino la mentalidad de mantener los mismos mecanismos que enredaron las cosas, creyendo que de alguna forma tenían que funcionar. Entiendo, es difícil, porque llegas a creer que librarte de esos mecanismos equivalen a expulsar una parte de ti mismo, algo que te constituye, como si tu ser no hubiera valido la pena. Créeme, no es así.
Eventualmente, llegas a esa conclusión. El mundo cambia, las personas cambian. Las personas cambian y el mundo cambia. Lo que has vivido es una fuente de información para las decisiones que tomas ahora. Y, más aún, para lo que sientes. Sigue siendo tu mente la que piensa, siguen siendo tus sentimientos los que sientes, no de alguien exterior a ti. No se deja de crecer en el mundo, no se deja de vivir. Cuando finalmente pases a una siguiente etapa, podrás ver el bosque de las etapas previas desde lo alto de alguna montaña y pensarás: «Por todo ello pasé y ahora estoy aquí». Verás que hubo cosas que harías de manera distinta ahora, o que ya no harías. Te darás cuenta del cambio en tu persona y no te sentirás ajeno o ajena. Sentirás tranquilidad y te fortalecerás, y estarás listo para seguir escalando. Pero tienes que dejar ir.
Estoy sentado en el escritorio de mi habitación de hotel en Ciudad de México. Son las 12:30 p. m. En un momento más iré a almorzar. Por la tarde, realizaré aquello para lo que principalmente vine a este magnífico país en esta visita: presentar la investigación que realicé para mi tesis de maestría en Psicología Comunitaria en la PUCP en un coloquio en la UNAM. Cierto nerviosismo pasa por mi cuerpo, como es usual, pero también entusiasmo, porque me gusta bastante el estudio que hice.
El ambiente está en silencio mientras escribo estas palabras, y pienso en lo que he hecho y estoy por hacer. Dentro de poco empezaré un nuevo trabajo en mi ciudad, Lima, a partir del cual, aunque suene a cliché, «empezaré nuevamente». Déjame explicarte por qué.
Gracias al apoyo de mi familia, amigas y amigos, colegas y diversas personas a lo largo de mi vida, así como mi propio esfuerzo y las oportunidades que se han presentado, he podido realizar diversos deseos que he tenido a lo largo del tiempo. Sin embargo, siento que he vivido de manera muy dispersa. Es decir, si bien me he preocupado por fortalecerme en diversos aspectos de mi persona y respecto del mundo, hasta hace poco no tenía algo definido donde centrar mi atención de manera principal. Siento que he estado esperando el momento a que algo externo sucediera para recién decir «en esto me voy a enfocar» o «a partir de aquí me organizaré completamente».
Ese momento ha llegado, pero no como algo fortuito. He sido consciente de que he andado disperso, y así he ido alcanzando, no obstante, objetivos de diversa índole, y así también he tenido fracasos varios, golpes de los que aprendí mucho. Pero todo ello fue forjando el camino para lo que tengo en mi mente ahora. Son largos los periodos de reflexión los que, potenciados por las experiencias vividas, van formando clarificaciones en la propia filosofía. Te curtes en el tiempo, para después darte cuenta de que, mientras más aprendes, hay mucho más por aprender. El mundo está lleno de matices y posibilidades. Está lleno de colores, como las trajineras de Xochimilco, lugar que visité hace poco.
Una vez más, el momento ha llegado. Hubo un tiempo para explorar y un tiempo para visualizar los posibles y multidiversos caminos. Los golpes y los triunfos se han hecho parte de mi esencia como persona, pero ahora es tiempo de ir hacia las nuevas miras. Y es que, en unos días más, iniciaré una nueva etapa en mi vida. Ese día coincidirá con el inicio de mi nueva experiencia laboral, a partir de la cual puedo poner en marcha los caminos que he trazado para el resto de mi vida, caminos que podrán ir enriqueciéndose en ruta. Y estoy llevando a su fin la etapa en que me encuentro ahora con el cierre de este magnífico viaje a un país que amo, México, y a esta ciudad que me ha tratado tan bien.
Debo decir que el coloquio estuvo fenomenal, grandes presentaciones y muy elevado nivel intelectual. En el caso de mi ponencia, junto con la presentación de mis compañeras ponentes, promovió bastante reflexión en la mesa que nos correspondió, «Intervención psicosocial en comunidades», y me voy sumamente enriquecido por la experiencia completa del coloquio, y aún más comprometido con la transformación social.
Fluiré con la lluvia y nos encontraremos nuevamente, y así podremos ser libres. Volaré hacia lugares inalcanzables, pero no lo haré solo. ¿Acaso no me sientes dejando atrás lo vivido? Solo unas palabras adaptadas de la canción cuya letra he ido colocando a lo largo de este escrito, compuesta por el magnífico canta-autor brasileño Andre Matos. Adoro esa canción. Muy reflexiva, como la mayoría de las letras que escribe. Tienen un nivel de profundidad que apela a la filosofía del ser.
He tratado de escribir estas reflexiones a partir de las letras de esta canción, desarrollando mis propias ideas en relación con mi experiencia de vida. Te agradezco por haber llegado hasta aquí. Espero que hayas encontrado interesante lo leído y que ello promueva la reflexión en tu propia vida. Yo me despido aquí.
Es tiempo de empezar.
*El libro al que hago referencia y que recomiendo es el siguiente:
NEWPORT, Cal
2017 | Enfócate. Consejos para alcanzar el éxito en un mundo disperso. Traducción de María Mercedes Correa. Bogotá: Planeta Colombiana.
Un buhito en la montaña 