No está en mi mente entender la grandeza de la naturaleza. La tengo frente a mí, y ojalá pudieras tener los ojos que tengo en este momento. Somos tan pequeños, pero a la vez tan complejos nuestros procesos mentales. Intentas tener una imagen de los estados de una vida aplicando tu máxima capacidad, pero ella siempre te sorprende con nuevos detalles. Y te preguntas por qué, ¿no es así? Por qué no funcionó, por qué el camino fue distinto, por qué no hubo concatenación, por qué no hubo comprensión, por qué no hubo disposición. Son dubitaciones que van hacia lo negativo, es decir, al por qué no se dio algo que se esperaba que se diese, o que se quería que se diese.
A través de dos intensas experiencias en periodos de vida determinados, en años consecutivos, la vida me ha enseñado, o ha fortalecido en, lecciones fundamentales, de las cuales las tres principales son:
Uno, intenta dar siempre lo mejor de ti, incluso en las situaciones adversas. Llega con tu mejor persona hasta el final.
Dos, jamás te olvides de ti mismo en cualquier situación que vivas, porque te perderás en el camino.
Y tres, ama. Ama cada cosa que haces, que tienes, a quienes te valoran, tu familia y amigos, tu trabajo, tus proyectos, tus estudios, tu descanso, tu sueño, tu caminar, tu mirar, el cielo, las montañas, el viento que sopla y pasa por tu rostro mientras estás sentado en una colina al lado de una laguna con vista a una cordillera y al infinito.
No lo podrás tener todo, pero no será necesario. El todo se expresará en todo aquello que decidas que es tu felicidad.
He amado mucho a alguien, pero nunca pudo formarse el camino. Y me alejé para encontrarme de nuevo. Y aquí estoy nuevamente, renovado, listo para enfrentar al mundo otra vez, aunque es algo que nunca se deja de hacer.
Janis
Texto e imagen: lunes 10 de abril de 2017