Bauman está muerto, pero lo líquido sigue su camino

Bauman está muerto. Sí, es una gran pena. Grandioso pensador. Sin embargo, no es sobre Bauman esta carta. ¿Qué es lo que queda de nosotros? Parados sobre lo líquido, sobre este mar. El agua viene y va, nos cubre los tobillos y luego se aleja. Se lleva algunas piedras consigo y la arena dibuja figuras indescifrables sobre el suelo. El sol ya se ha ido y corre viento. No hay nadie a tu alrededor. Allí estás, intentando decidir si entrar o, simplemente, dar media vuelta, retirarte y dejar que ese día pase. Que pase y se lleve todo lo que tenga que llevarse. Que pase y, junto con el mar, se lleve todo sentimiento que se hizo vida en las lágrimas que cayeron sobre el mismo. “Mañana será otro día”, como me diría mi mamá, acariciándome la frente y mirándome con ternura, lo cual siempre me tranquilizó y devolvió la esperanza.

Recién vi una película en donde se decía que las decisiones de las personas giran en torno a tres elementos: el tiempo, el amor y la muerte. En un momento, el amor le diría al protagonista “no decidimos a quién amar, ni decidimos quién nos ama”, y también que “ahí estuve, en su sonrisa, pero también estoy ahora en tu dolor, y también estoy en el consuelo, no lo olvides”. Quizá debamos recordar eso cada día, quizás debamos recordarlo a cada momento. Y es que no hay dolor más grande que encontrar vacío aquel cofrecito que está en cada corazón, donde guardabas el amor que representaba tu felicidad y motivación en este mundo, el amor por esa persona. Ya tú sabrás quién es o quién fue para ti, no me lo tienes que decir. Sé que me entiendes.

Quizá lo mejor sea dar el camino a casa y no entrar más a ese mar en ese día. El día siguiente aparecerá con un nuevo sol y una nueva vista, y todo habrá cambiado, porque tan solo el movimiento de una partícula de arena ya lo hace todo diferente. Y querrás entrar de nuevo a refrescarte y sentir la brisa. E, indefectiblemente, lo harás, y sabrás que incluso ese dolor tuvo un lado hermoso; “la belleza colateral”, como lo llaman en aquella película. Ese dolor se habrá hecho parte de la experiencia vivida y, al mirar atrás, sabrás que preferirás haberlo vivido, haberlo sufrido desde lo más profundo de tu ser, porque te llevó a amar como nunca antes lo hiciste. Y sabrás que hiciste todo lo que pudiste, y te sentirás siempre agradecido hacia esa persona porque te dio la oportunidad de amar así, te dio la oportunidad de crecer y hacerte más fuerte. Y te sentirás feliz de que siga su camino, ya que esa será su felicidad, lo que tú siempre deseaste para ella. Las vivencias son temporales, así que siempre, pero siempre, demos todo de nosotros. No te guardes nada, y al final lo tendrás todo desde ti mismo.

El mundo está lleno de gente hermosa, no lo dudes. Solo abre los ojos. Si empiezan a cerrarse, vuelve a abrirlos, y otra vez, hasta que estar abiertos sea un proceso natural. Tendrás la oportunidad de amar otra vez, llegará tu momento. Y sé agradecido o agradecida siempre. Por mi parte, lo estoy, muchísimo. A todas esas personas a quienes busqué y que no solo me prestaron su oído y su voz, sino su espíritu para que sostenga al mío. Cada una de esas personas sabe quién es. Y agradezco a Dios y la Virgen, por haberme hecho sentir el calor de la protección y de la nueva motivación, y por la serie de decisiones que tomé para cambiar mi vida de una manera buena y, si es posible, la de otras personas.

Aquí estoy nuevamente. He vuelto a casa, pero me dispongo a salir otra vez. Las lágrimas en mis ojos serán el recuerdo de ese amor que quedó atrás, y luego serán el recuento de los nuevos recuerdos y alegrías (y tristezas, ¿por qué no?) que quiero formar a partir de ahora.

Bauman ha muerto, pero lo líquido continúa su camino. No nos dejemos llevar por la corriente, sino establezcamos siempre la dirección de nuestro movimiento.

Así que, ¡pasos adelante! Vida, no hay más.

Hasta pronto.

Janis