Una juventud que me sorprendió

En la última parte del 2014 se venía organizando una serie de marchas de protesta por una ley que estaba por ver la luz, y que llegó a aprobarse, la cual, con la finalidad de apoyar a la empresa privada a disminuir los costos de contratación de jóvenes de entre 18 y 24 años, terminaba debilitando la posición de estos últimos ante aquella mediante una marcada reducción de sus beneficios respecto de lo previamente establecido en la legislación. La ley, de número 30288, llegaría a ser derogada poco después de iniciado el 2015.

La foto de portada corresponde a la tercera marcha, llevada a cabo el lunes 29 de diciembre de 2014, y que hacía un recorrido desde la Plaza San Martín hasta el Centro Empresarial de San Isidro (aunque después continuó). Estuve allí desde un inicio con mi amiga Jacqui, a quien había conocido recién hace algunos meses. Se venía dando bastante prensa al debate sobre esta ley, que no solo recortaba las vacaciones anuales de los jóvenes a la mitad, sino que también eliminaba su derecho a dos gratificaciones anuales y CTS (El Comercio, 2014, 2015).

La criticada Ley 30288 recibió, a nivel social, el apelativo de Ley Pulpín, en referencia a una marca de una empresa de bebidas basada en Perú: Pulp. Esta marca presenta principalmente jugos de fruta en cajas. Asimismo, uno de sus modelos de caja tiene forma de prisma irregular, y el producto asociado se llama pulpín, o eso he entendido. Ahora, ¿por qué ligar esta palabra a la ley y, posteriormente, a los jóvenes en general? Resulta que se realiza una doble asociación: una ley que pisotea a un «inocente» joven, y un jugo cuyo público objetivo es el «inocente» niño, adolescente o joven. Esta es la idea detrás del apodo, el cual se ha vuelto uno de los más comunes en la capital peruana al menos. Llamar a alguien «pulpín» o «pulpina» es equivalente a decirle ingenuo(a), pero sin ninguna mala intención. Incluso, a veces se dice hasta de cariño.

Más allá de estos juegos de palabras, lo cierto es que a cada una de las cinco marchas que se llevaron a cabo asistieron miles de personas, y no solo jóvenes a quienes afectaba la ley, sino muchas otras que se identificaban con la causa y deseaban mostrar su protesta. Como era de esperarse, en al menos una de las marchas se infiltraron personas farsantes para provocar disturbios y así buscar cumplir objetivos de diversa índole, totalmente apartados de lo que era el tema central de la marcha (La República, 2015).

La caminata fue larga. Allí avanzaba con mi amiga, conversando de muy diversos temas, contándonos diversas historias, presentando nuestras opiniones, cantando los cánticos que se lanzaban al aire. La gente siempre con mucha energía, enardecida por momentos. Salían afrontas de todo tipo, incluyendo unas dirigidas a Ollanta Humala, el presidente del país en aquella época, en el que se señalaba que cometió un error al haberse metido con los jóvenes.

La concentración fue en la Plaza San Martín y, desde allí, se partió por varias avenidas hasta llegar al Centro Empresarial de San Isidro, donde ya estaban posicionados los diversos medios de comunicación listos para grabar y hacer las notas correspondientes. Y la multitud no dejaba de hacer cánticos. «Vamos, pueblo, carajo / El pueblo no se rinde, carajo» era uno de los que más se repetía. Se alzaban banderas, se alzaban voces. En lo personal, sentía que vivía en la sangre el enfrentamiento con el propio sistema empresarial, en el cual muchas veces el trabajador que no ocupa cargos altos es tratado como una simple pieza reemplazable de un mecanismo más grande que debe generar dinero a como dé lugar.

Ese había sido el punto principal la marcha. Y si bien, posteriormente, la masa seguiría movilizándose, luego de un rato en el Centro Empresarial, mi amiga y yo nos retiraríamos. En el camino, decidimos ir a comer algo no muy lejos. En ruta, me explicaba los planes y avances de una consultoría que estaba formando. En la actualidad, ya he perdido contacto con ella. Espero que le haya ido y le esté yendo muy bien en todo.

De aquella experiencia, me quedo con el empuje adoptado por los jóvenes afectados por la ley en lo que fueron las múltiples convocatorias a las marchas que se dieron por las redes sociales cada vez, la participación masiva de los mismos, y el cantar a una sola voz para, finalmente, lograr que se publicara la derogación oficial el miércoles 28 de enero de 2015 en el diario El Peruano. No lo hubiera imaginado. Por lo general, he visto a una juventud que subsumida en su propio mundo, escuchando música con los audífonos y desconectados del mundo real, indiferentes, y algunos hasta temerosos de dar más. Por supuesto, no todos son así y sí llegas a ver gente que se esfuerza por hacer la diferencia y que da un paso adelante. Es por ello que escogí el título que coloqué a esta publicación, y que felicito de pie a dicha juventud por el logro obtenido, la que dio ese paso adelante. Espero que esa fuerza se despliegue también en la construcción de una mejor ciudad y de un mejor país.

Es hora de escuchar y dedicar este tema a la juventud que se movilizó de forma enardecida pero pacífica en cada una de las marchas. Siempre para adelante, pulpines y pulpinas.

«And I look and see it’s not only me. So many others stood where I stand. We are the young, so raise your hands!»

#todossomospulpines

Referencias bibliográficas

Ley Pulpín: Poder Ejecutivo promulgó norma que la deroga. (2015, 28 de enero). El Comercio. Recuperado de enlace.

Lozano, I. (2015, 16 de enero). Manifestantes denunciaron presencia de infiltrados en marcha contra Ley Pulpín| VIDEO. La República. Recuperado de enlace.

Régimen laboral para jóvenes: ¿Qué propone el proyecto? (2014, 22 de diciembre). El Comercio. Recuperado de enlace.

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