No estamos para bajar la mirada, jamás. Suficiente nos ha costado llegar hasta aquí. Nadie más ha estado en nuestra piel que nosotros mismos. Hemos visto montañas, las hemos subido y, desde lo alto, hemos visto los más hermosos cielos, desde el amanecer hasta el atardecer. Con el dolor del corazón, a veces hay que dejar atrás para poder levantarnos. En este mundo, donde «todo lo sólido se desvanece en el aire», si no sigues adelante te conviertes en olvido. No seamos olvido, sino presente. Esas personas quedarán en un lugar en tu corazón y el sentimiento se recuperará algún día. Mientras, nosotros sigamos dejando huella, aunque alguna lágrima humedezca nuestra mejilla. Pasos adelante, siempre adelante.
«Nada es eterno, mi aliento susurra que…
Hoy la inocencia se queda atrás, mi esperanza se vuelve poder
Cada paso me enseña que vivo otra vez
Los errores de la ingenuidad se transforman a mi voluntad
Y la vida se abre ante mi despertar»