Suelo recordar tu presencia. Bastó un solo encuentro en un espacio de tiempo compartido en que no podría haber sabido que te iba a encontrar, aquel día en que te conocí. He escuchado a personas decir que las mejoras cosas suceden en momentos inesperados. Y ahora, en esta iluminada actualidad, una descripción que no abarca la podredumbre que es el gobierno del país al que pertenecemos, hemos compartido y compartimos vivencias juntos que me han llenado de alegría, y espero que sigamos haciéndolo.
Es tu manera de acoger y tu manera de mirar, tu manera de reír y sonreír, tu alegría y espontaneidad, tu maravillosa mente y el amor que albergas en tu corazón, tu pasión por la transformación que deseas lograr y tu manera de entender el mundo, lo que genera esa luz. Una luz que difícilmente se apagará y ninguna época sombría podrá vencerla. Y es que, como siempre he dicho, al final, seremos nosotros y nosotras, ciudadanos y ciudadanas de a pie, quienes daremos un paso al frente en nombre de este país, y no aquellos y aquellas que lo lastiman en realce de la corrupción, deslealtad y quién sabe qué otros intereses personales. Y si en el camino existen personas como tú, estoy seguro de que la esperanza no se perderá.
Es para mí un honor y una inmensa alegría el haberte conocido.
Te deseo un muy feliz cumpleaños. Nos vemos pronto, como siempre.
Abrazo de oso.