Cuba es la encrucijada

Cómo no enamorarse de Cuba, esa palabra que puede representar tantas realidades y utopías. No quiero que pase mucho tiempo más sin conocerla, antes que termine convertida en algo totalmente ajeno.

Cuba en la encrucijada, libro editado por Leila Guerriero, muestra esa Cuba visceral, especialmente desde las entrañas de La Habana, donde 12 escritores narran experiencias e interpretaciones de lo vivido y observado desde ámbitos muy distintos entre sí, dejando a relucir, cada quien, sus propias creatividades al presentar sus palabras. Sin embargo, hay algo que siento que está por detrás de todo lo expresado, con quizás alguna excepción, y es que hay un inmenso amor hacia la isla en cada ácida crítica que se puede leer. Hay un deseo de que las cosas sean como son, porque esa es la esencia que se ha aprendido a amar, pero a la vez de que las cosas sean de otra manera. Cuba duele, ya que Cuba se vive en el corazón y en la manera como se observa el mundo desde las formas de ser y estar de su gente.

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Son magníficas historias las retratadas aquí. ¡Cuánto he aprendido de este país! Al menos, de La Habana. Con cuánta melancolía, humor negro, misterio y crítica política se describe la vivencia, o vivencias, del ciudadano de a pie y su entorno, de sus tristezas y aspiraciones, sus alegrías y desdichas, sus modos de vida y la manera como sale adelante. Pero, más que eso, cuánto cariño está detrás de las palabras, las cuales debes observar con sutileza, y ello conmueve. Y es que, además, se trata de un libro muy personal: son ellas y ellos mismos, las y los escritores, en general, las y los personajes principales de dichas historias, junto con quienes las compartieron.

Si bien, en el plano personal, ha habido artículos que me han interesado y gustado más que otros, el libro es una magnífica entrada al conocimiento del cotidiano de La Habana actual, vista en contraposición con el pasado reciente de Cuba. Lo que sigue, cada quien lo decidirá. Por mi parte, el objetivo de conocer este país está más vivo que nunca.

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¿Todo bien?