El eterno arribo
Es 2 y 50 de la mañana del 6 de abril, apenas he dormido unas horas. Inevitable: había comprado un vuelo para las 5:35 a.m., por lo que debía llegar temprano. “Debía” tal vez no sea el verbo correcto, ya que suelo hacer mis pases bastante rápido en el aeropuerto cuando hago vuelo nacional. Es […]
Leer más El eterno arribo