Lo incorpóreo y tu piel

Soy incorpóreo, pero, aun así, estoy aquí, en el viento, en el aire que ingresa a tus pulmones y vuelve a salir cuando exhalas. Soy incorpóreo y, sin embargo, existo. Existo para estar a tu lado. Para acariciarte, rozar tu piel y abrazar tu fortaleza a cada paso.

Existo, pero quizás ya me encuentro desvaneciéndome. No de una manera física, ya que soy incorpóreo, ¿recuerdas? Pero sí como un pensamiento. Soy tan lejano que voy viendo las grietas en mi existir. Y, cada vez más, se me hace más difícil seguirte, acariciar tu piel, morir por tu piel, abrigarte. El camino que has emprendido me deja atrás. Cada paso tuyo son mil años más. Y mil años más son mil pedazos más de mi ser incorpóreo. No puedo hacer nada, tan solo mirarte. Eres tan hermosa y yo, ahora, tan insignificante.

No es a mí a quien buscas, lo sé. En la oscuridad, los espíritus intentarán socavarte, arrancarte la piel, arrancarte la vida. Lo sé, he estado allí. Yo también he buscado, yo también he sufrido. Yo también he sido destruido y dejado postrado como la tierra que nadie quiere tener encima suyo.

No pude llegar. Ya no puedo llegar, y ya es demasiado tarde para mí. El mundo no siempre es lo que esperamos, pero en este sin-mundo estamos tan solo a la deriva del caos de los elementos y el dominio de los espíritus.

Has conocido a algunos de ellos ya, y conocerás a otros más. No tengo dudas sobre ello. Cada lugar al que llegues te enseñará algo, incluso, cuando te arranquen el corazón, o cuando tú también se lo arranques a alguien más. Serás salvada, y habré querido ser yo quien te haya salvado, pero estoy tan lejos, y soy tan… incorpóreo. Una vez que estés en lo más profundo, envuelta en la más penetrante oscuridad, podrás conocer el dolor que alguna vez sentí. O, el que vuelvo a sentir, por tan solo saber que nunca podré ser una existencia para ti.

Y, después de la oscuridad, empezarás a salir, y caminarás hacia la plataforma del infinito, donde, ante la inmensidad de aquel mar rojo, donde ya no habrá a dónde más ir, te encontrarás con quien buscas. Y, si bien solo tendrás un breve tiempo para verlo y proveerse de amor mutuamente, deberás decidir si lanzarte y nadar, nadar para sobrevivir, o tan solo dejarte llevar, hasta hundirte. Y dormirás, y, cuando lo hagas, terminarás de desaparecer, de fusionarte. Serás el mar, el cielo, el sueño y la sangre. Lo más hermoso de la naturaleza.

En cuanto a mí, mis días están llegando a su fin. Extraña es esta vida que nos toca habitar. No podré olvidar que pasaste por aquí, y a la vez será un recuerdo que se quemará en el olvido conmigo mismo. Las grietas del pensamiento que soy tienen un tiempo de culminación y, como el viento, ya no podré rozar tu piel, ni acariciarte, abrazarte y abrigarte. Me llevo de ti tu fortaleza, tu inmensa belleza, tu suavidad y tu inacabable persistencia.

Ya no soy, mientras que tú estarás en el todo.


Captura de pantalla de la presentación de la obra Tanabata en Joinnus. Las demás imágenes, creadas con Copilot.

¿Todo bien?