La forma del agua, una interpretación

Después de verla en el cine, publiqué en mi perfil de Facebook el enlace de IMDb de la película con el mensaje jovial de que ahora me dedicaría a la protección de la Amazonía. Un amigo respondió a esa publicación con la pregunta de si era buena, a lo que contesté que depende del tipo de películas que a uno le guste ver y que, en el caso de La forma del agua, o bien podía percibirse como una sosa historia romántica, o bien podía ser una historia llena de simbolización que contiene un paisaje muy marcado en el fondo.

Esta es mi interpretación, la cual enriquecí luego de la conversación que sostuve con mis familiares aquella noche en que la vimos. Indudablemente, el elemento amor está presente y de una manera «mágica», de esas que apelan a los sentimientos de muchas personas, pero para mí la película va mucho más allá. Tan solo, iniciar con el hecho de que, según la historia de la película, esta criatura fue encontrada en un río de Sudamérica. Quizás la palabra «Amazonas» empiece a resonar en la mente. Y es desde allí que se teje todo este mundo de lucha del bien contra el mal donde cada aspecto, en relación con dicha criatura, tiene una significancia en el mundo real en que vivimos.

Esta criatura es capturada y debe ser estudiada, y hay organizaciones detrás de ello. Este estudio, sin embargo, aparte de haber significado la coartación de la libertad, no es nada amable: es destructivo, dañino para aquello que se quiere conocer y de donde se quiere extraer beneficio. Aquí, no importa la propia depredación, sino solo el beneficio. Paradójicamente, esta criatura encuentra regocijo en el cariño de una mujer muda que la mira con otros ojos: de curiosidad primero, de compasión después, y de amor finalmente. De por sí, cabe señalar que la criatura se presenta como de rasgos masculinos y es capaz de tener relaciones sexuales.

Esta mujer, que tiene otro enfoque de acercamiento a la criatura, a la que tiene acceso a escondidas ya que esta se encuentra captiva en el centro donde ella trabaja en limpieza, resulta ser también la ayudante de casa de un pintor homosexual de clase media-baja. Pareciera ser la clásica imagen que se suele presentar de las personas latinoamericanas en películas estadounidenses, y quizás sea imprudente decir, aunque me atreveré, que ello aporta a la simbolización que vengo tratando de expresar. Ella, sin voz -con una voz diferente, en realidad-, podría ser el elemento «latinoamericano» capaz de conectarse con la criatura aparentemente «sudamericana», un enlace que no podría ser comprendido por los gringos y su pensamiento cientificista. Y es justamente a través de la pureza de su mudez y visión distinta de mundo, la cual desarrolló por haber sido siempre percibida como alguien diferente, que la criatura encuentra una identificación con ella en medio de este nuevo extraño y agresivo mundo. Sabe que ella no le va a hacer daño. Es más, ella está dispuesta a protegerla, y lo primero que hace en ese sentido, en tono de un pequeño juego experimental, es llevarle huevitos para que coma y comunicarse mediante sonidos e incluso la música, aquel lenguaje tan infranqueablemente universal. Quizás estos huevitos puedan representar también la idea de una fuente de vida de predadores mayores, en clara referencia a la naturaleza animal.

Por estar fuera de su hábitat y el maltrato recibido, la criatura empieza a caer mal de salud, y si sigue en ese proceso enfrentará pronto su muerte. Es así que se arma una coartada que incluye a la mujer, el pintor, una segunda trabajadora del centro (muy amiga y protectora de la primera) y uno de los científicos, un ruso, que a su vez es un doble agente (y hasta triple, de cierta manera). Más allá de los detalles, una vez fuera, la criatura es escondida en el baño del domicilio del pintor y cuidada por la mujer muda, quien recibe, de forma encubierta, soporte teórico y logístico del científico ruso para este cuidado. Es allí donde la relación entre la criatura y ella se hace más fuerte, aunque llega el momento en que, por supervivencia, aquella debe volver a su hábitat.

En todo este transcurso, la criatura muestra sus dotes curativas y lo que podría llamarse su bondad, por no decir humanidad. Y lo hace a través de una sustancia que puede transmitir sanación a nivel físico y rejuvenecimiento de piel. Sin embargo, desde la mirada de lo urbano, puede decirse también que se encuentra en estado semi-salvaje. Más allá del gato cuya cabeza devoró, ante el peligro es capaz de atacar sin premeditación, o incluso de manera conscientemente letal.

Prestemos atención por un momento a esta dicotomía. ¿Qué estamos haciendo los seres humanos que, en la actualidad, la naturaleza nos está devolviendo con tanta furia el golpe desde el sufrimiento que le infligimos? ¿Y qué ocurre cuando, por otro lado, le damos lo mejor de nosotros? ¿Acaso el cariño no es también devuelto de incontables e inimaginables formas? La criatura en esta película es una representación de la naturaleza, enfocada, a mi parecer, desde la Amazonía. Aquella espiritualidad de lo verde, aquel incierto, aquella savia, aquel verdor, el agua, la pureza, el estado salvaje, la capacidad de curar o de dar muerte, la procreación, la continuidad de la vida.

Esto es lo que yo he visto y, como una acotación, a la misma conclusión habría llegado si la criatura hubiera sido de encuadre femenino, pero seguramente con un tratamiento distinto de algunos detalles, y quizás también detalles adicionales (pensando en el alumbramiento). Es decir, es la connotación de naturaleza, más allá de lo masculino o femenino, la que me llamó y conmovió, aquello que he intentado explicar en estas líneas. Por ello, celebro ampliamente el reconocimiento como mejor película del año por la Academia cuando le tocó competir.

La forma del agua - afiche
Afiche de la película. Imagen tomada de http://www.lahiguera.net

2 comentarios sobre “La forma del agua, una interpretación

  1. Hola Janis, me agradó bastante tu publicación con los comentarios respectivos. Como te dije hace unos meses, la película no me gustó, pero me gusta saber porqué les gustó a los demás. Saludos, Mercy

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    1. ¡Meki! Tanto tiempo. Gracias por tu comentario y leer la publicación, estimada. Bueno, en gustos y opiniones no se puede coincidir siempre, y no hay ningún problema con eso. Por mi parte, me agradó bastante cómo está elaborada por lo que menciono, y sin duda me pareció que el Óscar estuvo bien ganado, más allá de no haber visto todas las que estaban en competición; sin embargo, no es que la vería a cada rato tampoco. Por ejemplo, te puedo decir que las películas de Denzel Washington, Dicaprio y Scarlett Johansson las puedo ver una y otra vez y no me cansaría. Espero que te esté yendo muy bien. ¡Un abrazo!

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